Jennifer Thorndike: «Quise explorar el lado más oscuro de la relación madre-hija»

Conversamos con esta joven escritora que acaba de publicar su primera novela (Ella), editada por Borrador Editores, en el que retrata con solvencia narrativa la relación extremadamente cruel y opresiva de una madre con una hija que prácticamente está condenada a hacerse cargo de esta.

 

Si hay algo que debemos agradecer a los libros es el poder que tienen para transportarnos y alejarnos -mientras dure su lectura- de la realidad. En ese sentido (Ella), obra con la que Jennifer Thorndike (Lima, 1983) da el salto a la novela, logra que el lector respire la tensión y la sensación de encierro de su protagonista. Leer su novela es ingresar a esa casa donde se desarrolla esta historia de dominación y castigo. La relación madre e hija, una relación ‘sagrada’, es vista desde la perspectiva opuesta. Por eso, como señalara Marlon Aquino en la reseña de este libro, estamos ante una voz narrativa que empieza a consolidarse.

Cuando publicaste en 2007 tu libro de cuentos Cromosoma Z decían que este ingreso tuyo a la literatura era como una patada. Ahora con (Ella), tu primera novela, ¿dirías que es un ingreso más formal?
Es un ingreso más formal porque esta novela es mucho más madura que Cromosoma Z. Tiene mucho más trabajo en el lenguaje, en las imágenes. Pero creo que (Ella) es también como una patada, pero en otro sentido, porque es un libro fuerte, bastante intenso.

El origen de esta novela lo encontramos en tu cuento Día de salida, que nos muestra la historia entre una madre y una hija que debe hacerse cargo de ella
Después de que escribí el cuento, que era una historia fuerte, se me vinieron más imágenes a la cabeza y por eso decidí escribir esta novela. Quería tratar esta relación tan conflictiva entre una madre y una hija, porque forma parte de un proyecto que quiero trabajar: la relación de poder entre mujeres. Creo que lo hice en alguna medida en Cromosoma z,  pero era sobre relaciones de pareja, en cambio en (Ella) el vínculo es mucho más fuerte porque es la relación que supuestamente debería ser sagrada, la relación entre madre e hija. Quería explorar el lado más oscuro de esa relación y por eso quise escribir esta novela.

Entre los temas que más resaltan de tu novela están la culpa y la manipulación, ¿te interesaba remarcar esto en (Ella)?
Para mí era muy importante explicar más que nada por qué esta mujer -la hija- se siente así, por qué cuenta los días para que su madre se muera, por qué siente odio cuando la ve, por qué no quiere que se le acerque. Creo que el sentimiento de culpa era como uno de los sentimientos más fuertes para transmitir esto que ella estaba sintiendo. Su madre, desde que ella nació, le inculcó a ella y a su hermano, que si no se encargaban de ella, se iba a morir por culpa de ellos. Era la forma de la madre de controlar su vida, de hacerla un instrumento que le sirva a ella. La culpa era el sentimiento perfecto para esto, y se lo tenía que haber inculcado desde que naciera, porque  sino no lo hubiera aprendido como lo aprendió.

Esta relación llega a tal extremo que la madre muere a los 94 años, y la hija a los sesenta – empezando la vejez- recién tiene que pensar en rehacer su vida, lo cual para ella es difícil
Claro, para ella es muy difícil eso, y se encuentra que no tiene nada, que su vida solo ha sido dedicarse a su madre. Además, cuando la madre muere la sigue escuchando y sigue pensando en ella, es muy difícil liberarse de un vínculo o una dependencia que ha sido tan fuerte.

ellaPortada.jpgMarlon Aquino, en la reseña de tu novela que hizo para el blog, resalta, entre otras cosas, la crudeza e intensidad que es poco frecuente en nuestra literatura. ¿Has tenido una referencia concreta para retratar esta crudeza?
Admiro a Luisa Valenzuela y a Diamela Eltit; ellas saben narrar con mucha intensidad que es como un golpe. Entonces, lo más importante para mí era sacarle a la madre el vínculo tan sagrado que tiene, y para eso necesitaba esa crudeza, era la herramienta adecuada para desmitificar a la madre que debe ser sagrada, a la que debes amar por sobre todas las cosas. Necesitaba esta crudeza y que la hija hable de esta manera para que se entienda lo que esta siente. Ella es la madre que nadie quiere tener porque está llena de temores, llena de traumas, que ha sido capaz de castrar a sus hijos por el simple hecho de no quedarse sola. La crudeza era necesaria para poder dar ese efecto a la novela. También tenemos a la relación entre el escritor José Donoso y su hija Pilar, quien termina suicidándose por esos diarios que encuentra en los que él se refiere a ella como limitada mental.

¿Por qué dices que la escritura fue muy emocionalmente fuerte y absorbente?
Porque había que ponerse en el lugar de los personajes, entonces yo trataba de sufrir con ella misma. Me puse en el lugar de esta hija que se está imaginando qué le pasa a su madre cuando ha muerto y tiene hasta un placer medio morboso por contar que las neuronas van a morir en siete minutos, y que las células de la piel mueren en veinticuatro y que si te dejo en el cajón vas a convertirte en un esqueleto y me vas a acosar… Cuando trataba de ponerme en el lugar y vivir con el personaje esto para mí era un poco desgastante, escribía como una hora y media diaria de la novela y terminaba como cansada, y tenía que recuperar energías para escribir al día siguiente y eso es más o menos cómo fue el proceso de esto.

UN ACERCAMIENTO MAYOR CON LA LITERATURA

Cuando en 2007 publicó su libro de cuentos Cromosoma Z el debate se centraba más en las relaciones lésbicas -u homoeróticas- de sus protagonistas. Ahora la situación es distinta. Cuando se habla de (Ella), los comentarios se focalizan en la historia, en la atmósfera que ha creado su autora en esta obra. Con la emoción aún fresca por la presentación de su primera novela, se produce esta charla con Jennifer Thorndike antes de su retorno a Estados Unidos, donde actualmente sigue un doctorado en Estudios Hispánicos en la Universidad de Pennsylvania.

Empezaste a escribir a los 15 años. Eres diseñadora publicitaria, ¿cómo así decides dedicarte a escribir?
Empecé a escribir poesía cuando tenía 15 años, y la dejé felizmente (ríe). Ahora ya tengo un acercamiento más concreto a la literatura porque estoy estudiando un doctorado en Estados Unidos de estudios hispánicos. Empecé a escribir como una necesidad, como se da en muchos casos. Cuando cumplí 23 años decidí publicar Cromosoma Z, porque era algo que siempre había querido hacer, porque mi carrera como publicista no me satisfacía del todo. Y este libro me abrió muchas puertas y le tengo mucho agradecimiento.

¿Qué escritores te sirvieron de influencia para escribir?  
Como te dije soy superfan de Diamela Eltit, Luisa Valenzuela y de José Donoso. Ellos son mis referentes más fuertes sobre todo en esta novela, pero también admiro a Kenzaburo Oé.

Luego de la publicación de esta primera novela, ¿qué desafíos tienes como escritora?
Me gustaría encontrar, de todas las ideas que tengo, alguna que sea tan fuerte como esta que desarrollo en (Ella). Esta relación del vínculo madre-hija es un gran tema que tocar, y ya no lo puedo volver a tocar porque ya lo he hecho me gustaría encontrar alguno que sea com
o este, y tratar de meterme en los personajes como hice con esta novela. Ese va a ser mi mayor desafío, creo que siempre voy a escribir sobre mujeres porque es lo que más conozco, porque soy mujer y me gustaría encontrar otro vínculo que pueda ser así de fuerte para poder hacer otro libro. Podría ser interesante explorar el vínculo de la hija con el padre, a partir de lo de Donoso y su hija. En este momento todavía no lo sé, y creo que ese va a ser mi mayor desafío.

CINCO LIBROS RECOMENDADOS POR JENNIFER THORNDIKE

1. Cambio de armas, de Luisa Valenzuela
2. Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura, de Kenzaburo Oé.
3. Mano de obra, de Diamela Eltit
4. La carretera, de Cormac McCarthy
5. Disidentes 1 y 2 (Antología de cuentos de jóvenes narradoras y narradores peruanos).



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