Jack Martínez: “Cuando algo me golpea trato de expulsarlo a través de la escritura”

Conversamos con el escritor Jack Martínez Arias, quien este miércoles 20 de agosto presentará su primera novela, Bajo la sombra. En esta charla nos habla sobre esta obra que tiene muchas aristas, siendo la muerte la que prima y rodea al protagonista, un joven pintor de ataúdes que nunca conoció a su padre, pero que vive bajo la sombra de su recuerdo y de unas anotaciones que resultarán reveladoras.

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Por Jaime Cabrera Junco ([email protected])
Fotografías y video: Bereniz Tello Muñoz
Agradecimientos: Librería Communitas

Una primera obra suele tener algunos puntos flojos, si se tratara de un traje diríamos que se le nota demasiado la costura. Sin embargo, Jack Martínez Arias (Lima, 1983) ha tenido un excelente debut literario porque su novela, Bajo la sombra (Animal de Invierno, 2014), pese a su brevedad –aunque quizás por eso mismo- es intensa, de una atmósfera sombría y despierta una serie de cuestionamientos entre el mundo cotidiano y las aspiraciones artísticas. La estructura fragmentada, su lenguaje sencillo y directo le dan al libro tal dinamismo que las escenas se suceden una detrás de otras, como en una película. Bajo la sombra se presentará el próximo miércoles 20 de agosto, a las 7 p.m., en la Casa de la Literatura Peruana, y esta conversación con el autor es un anticipo de la charla en vivo que tendremos ese día.

Bajo la sombra es una buena novela en la medida en que su argumento no se puede resumir en una sola frase. Es una novela corta, sin embargo tiene varias aristas: está la muerte, la violencia, pero también hay componentes metaliterarios. Cuéntanos primero cuál fue el punto de partida de esta novela.
Había dejado de escribir ficción durante dos o tres años desde que decidí empezar con una vida académica en Estados Unidos. Sin embargo, el año pasado sucedieron algunos eventos cerca del lugar donde vivo aquí, en Lima. Un amigo muy querido de la infancia, a quien no había visto por mucho tiempo, fue encarcelado. No interesan mucho ahora los motivos, pero el caso es que lo visité y comencé a volver a ese mundo de mucha violencia y con ello regresaron muchos miedos de mi adolescencia respecto a este tipo de atmósfera. Fue allí que comenzó a despegar en mí la necesidad de escribir, tanto así que las primeras líneas de la novela fueron las primeras que escribí.

Caratula_Sombra_JackPara poner en contexto la novela, debemos empezar contando que el protagonista se llama Joaquín, quien es un pintor de ataúdes, “un artista de la muerte”, como lo llama uno de los personajes. Él escapa de la casa donde vive con su madre, quien le enrostra permanentemente que no se parece en nada al padre muerto. Hay varios temas en esta novela, pero está muy presente la muerte. Desde el inicio, por ejemplo, tenemos un epígrafe de un verso de César Vallejo: “¡Sólo la muerte morirá!” Y la dedicatoria: “A Julia, mi muerta inmortal”.
Podríamos decir, efectivamente, que la muerte de alguna manera ronda todo el libro. Tenemos al protagonista que pinta ataúdes y que crece bajo la sombra de un padre que no ha conocido y de una madre que está prácticamente desquiciada. Ella no soporta la pérdida del esposo cuando su hijo aún está por nacer y por eso le pone el mismo nombre: Joaquín. Desde niño vive atormentado por su madre que le reprocha por no parecerse a él, pero le niega las posibilidades de intentarlo al impedir que se acerque a la biblioteca del padre, pues no le permite que lea los libros, que básicamente son novelas y cuentos. Además ella no deja que se acerque al cuaderno de notas que el padre escribió mientras iba muriendo y desde antes que sepa de la enfermedad mortal que lo aquejaba.

La novela está dividida en cinco capítulos en los que se va alternando lo que le acontece a Joaquín hijo y las notas del cuaderno de Joaquín padre. Además, el estilo de la escritura es fragmentada. ¿Cómo fuiste planeando la estructura de la novela?
La estructura se definió luego de los dos primeros capítulos que escribí de un tirón. Siempre escribí en fragmentos y el ritmo de escritura fue bastante lento, pero escribía un fragmento cada día y naturalmente la novela comenzó a salir fragmentaria, pero lo que no quiere decir que sea poco entendible. En ese momento me di cuenta de que debía tener una estructura más pensada y fue allí donde decidí incluir el diario del padre, pero en un sentido cronológico inverso a la historia del hijo.

Y ese diario me parece que es el nervio de la novela, pues allí hay una relación entre la creación literaria y la creación como perpetuación de la especie. El padre está siguiendo un doctorado en filosofía en Estados Unidos, y adhiere algunas ideas de la filosofía evolucionista, y mientras intenta escribir una novela llega a la conclusión de que lo más importante es la procreación del hombre.
En estos apuntes del padre el lector encuentra la visión de un intelectual cegado por lo teórico. Tanto así que empieza el diario diciendo: “Voy a dejar la literatura para siempre, pero antes de hacerlo voy a escribir una novela y aquí en el diario voy a escribir la historia de la obra”. Mientras va estudiando filosofía se encuentra con luminarias de la filosofía evolucionista, quienes plantean lo siguiente: “El hombre está aquí para procrear. Ese es el fin último” o “La felicidad del matrimonio está rodeando del acto principal que es el de la procreación”. También va sumergiéndose en otras lecturas entre ellos Heidegger y antropólogos portugueses y franceses.

jackMartinez3Cuando hice alusión a que este diario del padre es el nervio de la novela me refería a que es allí donde se muestra la confrontación entre los dos mundos: el intelectual, el del padre, y el de la calle, que es el que enfrenta el hijo. En una parte él le responde a la madre cuando le enrostra una vez más la diferencia entre los dos: “Allá afuera, en la calle, no alcanza con bonitas palabras, con leer y escribir libros, en la calle lo intelectual no tiene ninguna utilidad”.
Joaquín se da cuenta de que entre lo que su padre cree y la realidad hay una pared muy grande. Hay un divorcio entre estos mundos, pero en él también hay una curiosidad por lo intelectual. Joaquín comienza a memorizar los títulos de la biblioteca del padre, a la cual su madre le impide el acceso, y empieza a formar una biblioteca copiada o “falsa” –como se dice en la novela- porque él quiere leer lo que éste leyó.

¿Cuáles son los demonios, para hablar en términos vargasllosianos, que reconoces como tuyos en la novela?
La muerte es un tema es algo que siempre ha rondado en mí desde que tengo uso de razón. Ha estado presente no solo por las personas que he perdido sino también por los lugares donde he vivido y que han sido escenario de balaceras y asesinatos de diversa índole. Por otro lado me intriga mucho la barrera entre lo intelectual y el mundo real o cotidiano. Ahora que estoy haciendo un doctorado en Estados Unidos este es un tema de discusión constante. ¿Son dos mundos paralelos o se tienen que intersectar en algún momento? He procurado escribir sobre las cosas que más me asustan, me duelen o me apasionan. Quizás por eso es una escritura muy de nervio, como acabas de decir. Francisco Ángeles habla de sangre, hay otros que lo catalogan como fibra, tiene diversos nombres.

¿Escribirías algo más autobiográfico? Hago esta pregunta porque nadie podrá decir que tú eres Joaquín, o eres el padre, porque acaso eres un mix de ambos.
Lo haría solo si me ocurriera algo extraordinario, es decir, si me pasa algo digno de convertirse en ficción y que a la gente le pueda interesar y que sea válido y aporte algo a la literatura. No hablo necesariamente de originalidad, hablo más bien de una reformulación interesante. Como dices, en mi libro de alguna manera estoy dividido en estos personajes, pero a algunos de ellos los he conocido y he transformado sus historias.

¿Con esta novela empiezas un camino para escribir sostenidamente?
Es difícil para mí determinar qué viene en adelante. Quiero escribir, pero cuando quiera. No escribo disciplinadamente. Este libro lo escribí rápido después de dos años de no escribir ficción. Antes de este periodo había escrito cuentos, pero nunca había terminado de cerrar un libro. He iniciado una posible novela, pero es posible que la termine aunque quizás no se dé. Ojalá que sí.

 

 

BAJO LA SOMBRA DE LA LITERATURA

Vive entre San Juan de Lurigancho y Chicago. Actualmente sigue un doctorado en Literatura Latinoamericana y Estudios Culturales, en Northwestern University. Estudió Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y ha ejercido el periodismo cultural. Fue uno de los reseñistas de la web literaria Porta 9, comandada por Francisco Ángeles, y también coeditor de la revista El Hablador. Ha escrito algunas reseñas y artículos en Lee por gusto. Antes de Literatura quería estudiar periodismo. Cuenta que en la adolescencia solía escuchar casi todo el día radio Ovación, emisora futbolera por excelencia. Cuando se preparó para postular a la universidad los profesores de la academia le despertaron el interés en la literatura y empezó a leer novelas. Así la literatura se impuso al periodismo.

JackMartinez4¿Cuál fue el primer escritor que admiraste y qué escritores han sido fundamentales para ti?
Más allá de los clásicos universales que fueron con los que me inicié en la lectura, me gustó mucho inicialmente Abraham Valdelomar. Con 16 o 17 años me conecté mucho con sus cuentos y con todo ese imaginario alrededor de este escritor. Después quien ha sido fundamental es Oswaldo Reynoso, a quien estoy agradecido porque tuve la suerte de ser su alumno y fue él quien corrigió mis primeros cuentos. También fue fundamental Enrique Congrains, y en lo latinoamericano fue muy importante conocer la obra de Pedro Lemebel, cuyas primeras obras son geniales. También de Chile, fue importante Alejandro Zambra, como Fernando Vallejo, de Colombia, y Rubem Fonseca, de Brasil.

¿Desde cuándo comenzaste a escribir? Antes habías publicado un par de cuentos.
Sí, el primer cuento que publiqué fue en la revista El Hablador gracias a una invitación de Francisco Izquierdo, eso fue hace diez años, es decir, entre 2003 y 2004. Publiqué otros más, pero decidí no publicar más cuentos porque prefería guardar historias, rastrear cuáles eran estos demonios y volcarlos en una novela.

Entonces, ¿piensas dejar de escribir cuentos?
Sí, para mí el cuento como género, y estoy hablando desde un punto de vista muy personal, es un buen ejercicio literario. No creo que pueda escribir cuentos completamente logrados o una colección de cuentos con el mismo nivel. Si no puedo hacer eso, prefiero escribir una novela corta que tenga un nivel parejo.

¿El hecho de vivir fuera del Perú te ayuda a escribir o no necesariamente?
Lo que puedo decir es que si no hubiese ido a Estados Unidos, esta novela no sería lo que es. Hay escenarios que se narran allá y que me permitió conocer el mundo académico en un nivel altísimo. Respecto a la distancia, eso es muy relativo porque con el Internet ésta se acorta y a ello hay que sumarle que paso entre cuatro y cinco meses al año en el Perú.

¿Qué percepción se tiene de la literatura peruana desde la academia, en este caso, de Estados Unidos?
He pasado por dos universidades norteamericanas y desde mi experiencia personal -no quiero hablar de toda la academia-, en ambas la literatura latinoamericana está etiquetada como literatura de la violencia. Los libros que más se leen de la literatura argentina son los que tienen que ver con la dictadura, los libros que más se leen de Chile tienen que ver con el periodo de Pinochet. Colombia es conocida por el narcotráfico, y México por el sicariato. En el caso del Perú, la mayoría de libros que se están tomando en cuenta son aquellos que hablan sobre el terrorismo. Creo que todavía se ve a Latinoamérica como ese ‘otro’ al que se quiere explorar y ver las diferencias.

JackMartinez5¿Te interesa como tema literario la violencia política?
Me interesaría si tuviera las herramientas y si fuera un tema que me hubiese marcado. El terrorismo es un tema muy delicado, no se puede hablar tan fácilmente o fabular o decir: “Quiero escribir un cuento sobre el terrorismo”. No he vivido, no tengo muchos recuerdos de esa época, entonces, ¿voy a ir a la CVR, leer el informe y a partir de ahí voy a fabular? Es lo único que podría hacer si quisiera escribir sobre terrorismo y es algo que no me interesa en lo absoluto. Sí es necesario que se escriba sobre eso, pero desde un punto o perspectiva válida, en la que se aporte algo que no se haya dicho antes.

Se suele cuestionar que algunas obras literarias sobre este periodo han sido artificiosas, impostadas, es decir que no le han salido de las tripas a sus autores.
Exactamente. No escribiría sobre eso porque, felizmente, no es algo con lo que he vivido obsesionado o algo que he temido o sufrido. Hay que escribir sobre algo que de alguna manera te afecta para que tu escritura pueda afectar al lector. No puedes pretender, desde mi punto de vista, causar cierto movimiento si es que ese tema ni siquiera te molesta. Sobre todo si se trata de un tema tan delicado, tan fuerte…en fin, no voy a ser yo quien diga qué tan fuerte es el terrorismo y frivolizar ese tema como muchos escritores lo hacen.

Ya para terminar, ¿por qué escribes? ¿Qué es lo que encuentras en la escritura o si es que acaso estás en búsqueda de esa respuesta?
Esa pregunta la respondería con lo primero que dije: yo escribo por necesidad. No me siento frente a la hoja en blanco y digo: “Tengo que escribir una novela, tengo que escribir un cuento, a ver qué historia se me puede ocurrir”. Cuando siento que algo me golpea y de alguna manera se queda en mí, trato de expulsarlo a través de la escritura. No siempre se logra y por eso me alivió mucho ponerle punto final a esta novela. Hay fragmentos que me dolían mucho mientras los escribía, hay fragmentos de cuatro o cinco líneas que los escribí quizá en quince minutos o media hora, pero me quedé totalmente fatigado porque me costaron mucho. Escribo cuando tengo que hacerlo.

 

 

LOS CINCO LIBROS FAVORITOS DE JACK MARTÍNEZ ARIAS

1. Bonsái, de Alejandro Zambra.

2. (Ella), Jennifer Thorndike.

3. Austin, Texas 1979, de Francisco Ángeles.

4. El goce de la piel, de Oswaldo Reynoso.

5. Ella y otros cuentos, Rubem Fonseca.

 

 



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