Carlos Yushimito: “Escribo para saber cómo sueno en el mundo”

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Conversamos con Carlos Yushimito, quien estuvo de paso en Lima para presentar su cuarto libro de cuentos titulado Los bosques tienen sus propias puertas (PEISA, 2014), una obra en la que reafirma su interés por realizar un minucioso trabajo del lenguaje y por la construcción de metáforas a partir de lo cotidiano.

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Por Jaime Cabrera Junco
Fotos: André Agurto

Vive en Estados Unidos desde 2008 donde siguió primero una maestría en Philadelphia, y actualmente cursa un doctorado en Brown University. No estaba muy seguro de quedarse allá, puesto que tenía una vida estable en el Perú y, además, confiesa que le producía un poco de terror que la vida académica pudiera mutilar sus pretensiones en la escritura. Felizmente no ha sido así y prueba de esto es que Carlos Yushimito del Valle (Lima, 1977) acaba de publicar su cuarto libro titulado Los bosques tienen sus propias puertas (PEISA, 2014), un conjunto de seis relatos en el que la cotidianidad es el punto de partida para reflexiones profundas sobre la vida. Esta es la charla que tuvimos con el narrador de ascendencia japonesa en uno de los ambientes de la librería Communitas.

Estás trabajando en tu primera novela y este proceso, afirmas, te ha convencido de que eres más un cuentista que un novelista. Remarco esto porque es usual que un escritor tome al cuento como un punto de partida para ‘graduarse’ luego de novelista. ¿Cómo ves esto? ¿Crees que se subestima al cuento como género?
En muchos casos sí, por desgracia. Y esto se nota mucho más en España que en América Latina, porque el cuento no resulta relevante para el mundo editorial. Puede ser también en parte producto de este desprestigio en el que se ha incurrido involuntariamente al considerar al cuento como una forma incompleta de la novela, como solo parte de un proceso de la experiencia creativa. Y no es verdad porque el cuento es una experiencia absolutamente distinta y autosuficiente que no solo aprecias cuando eres lector sino también cuando escribes. En mi caso, el cuento funciona mejor con algo que no se asocia con la disciplina, con el método constante. La novela requiere, por su propia naturaleza, una constancia y una fijación en el proceso que usualmente el cuento no necesariamente demanda. Estoy escribiendo una novela desde hace cuatro años y el proceso de escritura ha sido largo no porque haya escrito 600 o 700 páginas -cosa que no ha ocurrido- sino porque me he cuestionado por qué necesito escribir la novela. Creo que las novelas se escriben a partir de esa reflexión.

En tu último libro, por ejemplo, presentas cuentos más extensos que en tus anteriores publicaciones
Mis cuentos más recientes tienen una mayor extensión, son como nouvelles, que yo llamo protonovelas, y creo que eso me ha ido convenciendo de que mis historias ya tienen una expansión natural y necesitan muchas más páginas para desarrollarse. Esto ha sido productivo porque me ha reafirmado en cuáles son mis capacidades como escritor.

¿Eso quiere decir que vas a escribir novelas cortas o seguirás en el cuento?
Estoy muy tentado de quedarme en un punto intermedio. Creo que las extensiones futuras son las que están en este libro que acabo de publicar o quizás un poco más. Ahora, curiosamente me resulta también difícil escribir cuentos más breves, del mismo modo que me he expandido me cuesta contraerme.

CarlosYushimitoEntrevista2La crítica describe a tus relatos como historias complejas de una riqueza lingüística. Partiendo de esto quería saber qué concepción tienes del cuento…
Creo que más del cuento podría hablarte de lo que significa para mí acercarme a la narrativa. Un narrador es una persona que se entrena más allá de su sensibilidad. Una persona que escribe tiene una sensibilidad privada y eso hace únicos a los escritores. Lo demás es lo que se denomina técnica. Ese es un aprendizaje que a veces se obvia, que es la necesidad que tiene alguien que está contando una historia de tomar modelos y extraer de ellos lecciones de tipo retórico. Por ejemplo siempre tomo a Rulfo como paradigma y lo sigo viendo como un maestro de la prosopopeya, por la manera en que corporiza el espacio y cómo la naturaleza se expresa de un modo maravilloso y sumamente lírico. Y Felisberto Hernández, por otro lado, me ha enseñado el uso del símil.

Justo te iba a mencionar a Felisberto Hernández, de donde noto una particular influencia precisamente en las construcciones de los símiles que caracterizan a tus relatos
A Felisberto Hernández lo descubrí tarde y me afectó de modo particular, ahora probablemente es el escritor que más releo. También diría que he encontrado ciertas conexiones entre Felisberto y David Lynch (el cineasta), y todo ello responde a un alejamiento del discurso realista hacia algo que no llamaría completamente fantástico, sino que prefiero llamarlo realismo onírico. Esos cuentos coquetean con esa filiación, de la realidad que en algún punto empieza a distorsionarse a partir de la subjetividad del sueño.

Cuando se traza una línea de la tradición del cuento en el Perú se mencionan algunos hitos como Abraham Valdelomar y a Julio Ramón Ribeyro, ¿qué tan próximo o lejano te sientes a ellos?
Yo me voy un poco más atrás porque es inevitable ver cierta fundación del cuento peruano en Ricardo Palma, por ejemplo en las Tradiciones Peruanas, que es una narrativa que parte del costumbrismo pero que lo reelabora. En la época contemporánea creo que todos nacimos de Ribeyro, creo que es un autor del que parten muchas vertientes contemporáneas, de él sale la literatura fantástica que se produce hoy, la literatura realista, la aforística. Ribeyro está en un centro que ningún narrador contemporáneo puede obviar.

Sobre la ubicación de tus historias, antes se resaltaba como un hecho curioso que escribieras sobre Brasil sin nunca haber pisado ese país, sin embargo la próxima novela que vas a publicar está ambientada en el Perú. ¿Más que una intención consciente de desarraigo no será que prefieres centrarte en la trama, en la construcción del lenguaje y que esto se dificulta cuando escribes de un lugar cercano?
Sí, en efecto, tengo mucho más libertad para escribir sobre lugares que no son concretos ni específicos, sino también de lugares a los que tengo acercamientos epidérmicos, esto incluye historias que ocurren en Estados Unidos, Inglaterra o Brasil, que es mi espacio comodín, puesto que allí puede ocurrir todo lo que quiera porque no lo conozco. Entonces esa libertad creo que a mí me facilita la escritura.

Alberto Fuguet habla de la necesidad de un escritor de encontrar su voz, es decir, de encontrar un estilo propio. ¿Tú ya encontraste esa voz?
No sé todavía cuál es mi voz porque supongo que es una cuestión de distancia, yo mismo no me observo a mí con la distancia suficiente para evaluarme y de momento no estoy de seguro de que esa voz existe ni que sea obligatoria. Entonces no sé qué tan relevante es esto ¿Finalmente cuál es la relevancia de un libro de cuentos o una novela? Que te cuenten una historia. Claro, eso no es suficiente a veces; también importa cómo te la cuentan y cómo te afecta como lector. Si todo esto llega como resultado de una voz propia y original, mucho mejor.

 

 

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PortadaLibroYushimitoYushimito publicó su primer libro de cuentos en 2004. El título era El mago y fue lanzado por el sello Sarita Cartonera. En el 2006 publicó Las islas y con este cuentario fue considerado un autor revelación. Si bien ya era conocido en el circuito literario limeño fue en 2010 en que su nombre sonó mucho más y sobre todo a nivel internacional, especialmente en España, Argentina y México. Esto se dio luego de que la versión en español de la revista británica Granta lo eligiera como uno de los 22 mejores escritores en español menores de 35 años, junto al también peruano Santiago Roncagliolo, al argentino-español Andrés Neuman y al chileno Alejandro Zambra. En el New York Times lo destacaron como “un peruano de ascendencia japonesa que escribe principalmente acerca de Brasil y que está trabajando un postgrado en Brown University”. Sobre la ubicación de sus historias este dato ya no es tan exacto, pues La fragilidad de las criaturas aladas, su primera novela que será publicada este año está ambientada en la Amazonía peruana.

Previo a la presentación de tu libro fue el lanzamiento de la novela de Jeremías Gamboa, lo cual tuvo muchísima difusión a diferencia de tu caso en el que a nivel mediático el hecho pasó desapercibido. ¿Cómo ves la situación del escritor frente al mercado y los medios de comunicación?
Bueno… es un tema complicado. Muchas veces las operaciones de marketing, y esto lo puedo decir más por mí que por el caso de Gamboa, cuando surgió todo este pandemonium que fue la promoción de la lista de la revista Granta, claro uno es seleccionado y es promocionado más allá de su libertad y de su ejercicio narrativo, quiero decir que tú no puedes controlar lo que hagan las editoriales y muchas veces caes en ciertos estereotipos. Tengo la suerte de estar en Estados Unidos donde no existen estas tensiones o choques en un mercado que es amplio y está muy bien segmentado. En Estados Unidos hay muchas de estas listas al año, entonces nadie se mata por estar allí, en cambio acá hay una o a lo mucho dos, por ejemplo la antología de González Vigil o Disidentes, y todo se hace mucho más solemne de lo que en realidad es. Es un problema de nuestro mercado que tal vez tiene que ser resuelto con acciones políticas de otro tipo, lo que sucede es que hay odios que surgen -y es el caso de Gamboa me temo- a partir de una forma incorrecta de leer cómo funciona el mercado editorial que está mal segmentado y que además es víctima de su pequeñez. La solución va por otro lado.

Los bosques tienen sus propias puertas presenta seis relatos. En Flechado por Tocantins, que está ambientado en Brasil y en otros relatos, incluso el que da título al libro encontramos como elemento común la metáfora. ¿Cómo definirías este libro como conjunto?
Sí, el libro lo intenté articular primero a partir de una misma atmósfera que de algún modo se explica en el título, quiero decir que el título para mí mismo es un poco oscuro y parte de una elipsis: todas las historias parten de ausencias. Los bosques tienen sus propias puertas implica que hay otras puertas , hay dos formas de entrar a ese bosque textual y lo que quería que tuvieran en común era una apertura, una expansión de lo que era hasta entonces mi universo narrativo, que tiene una inclinación hacia lo onírico, fantástico o lo antirreal.

En el cuento titulado Rizoma, está presente lo fantástico, el humor negro y presenta la metáfora sobre la animalidad de los hombres en el caso de la gastronomía
Hay cuentos que coquetean con ciertas sátiras morales. Por ejemplo, ese cuento y Los climas extraños dialogan con narrativas de vanguardia, pasa lo mismo con el cuento de Lázaro…En Rizoma creo que  Huidobro está claramente en la voz del chef español, una voz burlesca que se contagia al resto del cuento, que no solamente destinado a satirizar la excesiva fe que se tiene aquí en el Perú en torno a la cultura gastronómica sino en general a la sociedad peruana. Desde ese punto de vista es una gran sátira moral que ya había intentado hacer, aunque de un modo más solemne, con Los que esperan un cuento incluido en el libro Lecciones para un niño que llega tarde, que es la historia del periodista que va buscando gente con malformaciones para ponerlos en las portadas y anunciar un apocalipsis en los diarios chicha, ese cuento tiene menos humor pero dialoga con Rizoma. En términos generales veo que hay cuentos de este último libro que están en diálogo con ciertos autores de vanguardia.

Dices que siempre has privilegiado las atmósferas del relato antes que los desenlaces. ¿Por qué?
Creo que la atmósfera en mi caso en el momento de escribir un cuento es relevante porque es una preocupación inicial que determina cómo se escribe la historia. Muchas veces no imagino los argumentos sino el tono con que deben ser escritos, y entonces la atmósfera es fundamental porque guía la escritura, en mi caso escribir es como una experiencia sinestésica, no veo formas claramente, es decir veo las atmósferas pero no veo las historias, veo cómo van a sonar y a partir de ello escribo y las historias se van construyendo a partir de ese tono.

CarlosYushimitoEntrevista3¿Por qué afirmas que un libro debe costar leer?
El tipo de libro que como lector aprecio sí, siento que deben complicarme en todos los niveles (imaginarios y estilísticos) eso no significa que un libro que se lea fácilmente sea malo. Como lector aprecio un libro que me interpele de muchas formas y desde ese punto de vista quiero que le ocurra lo mismo a mi lector. Nadie empieza leyendo a Cabrera Infante, por ejemplo, yo empecé leyendo de niño Mi planta de naranja lima y recuerdo que lloré y disfruté ese libro y sin embargo sé que es un libro que no releeré porque he ido cambiando como lector. En el caso de mi libro espero que mi lector ideal tenga cierta tolerancia a la construcción retórica, me gustaría que pudiera disfrutar las metáforas, símiles y algunas complicaciones sintácticas que le propongo. Lo que sí quiero enfatizar es que alguien que busque un libro menos demandante no es un mal lector.

¿Te dio una mayor seguridad para escribir esta inclusión en la lista de los 22 escritores jóvenes de la revista Granta?
No necesariamente porque lo positivo de estas listas es que mis libros pueden circular en otros mercados y esto hace que tu universo de lectores aumente. Yo valoro la escritura porque al momento de escribir estás solo y cuando publicas estás, de algún modo, lanzando una botella con un mensaje al agua y lo milagroso ocurre cuando esa botella es encontrada por alguien y hay en ello, en ese encuentro, como un contacto platónico. Lo negativo de esto es creértela, decir «ya soy famoso», y eso no ocurre porque sigues escribiendo en las mismas condiciones en las que lo hacías al principio,en la misma soledad de antes, y creo que si tienes eso claro el efecto negativo de este tipo de promoción no debe afectarte.

¿Por qué dirías que escribes?
Es una buena pregunta que todavía no resuelvo. Antes me hicieron esa pregunta y tal vez la respuesta haya sido mentira, pero te la repetiré aquí (sonríe). Creo que escribo para descubrir cómo sueno en el mundo. ¿Suena muy bonito no? (sonríe otra vez) En cierto modo creo que es así y aunque no sé hasta qué punto es verdad, lo que sí creo es que la escritura refleja un modo en que tú eres internamente, lo más cercano a la originalidad, eso que hace único a un autor. Creo que uno no siempre sabe cuál es el tono de su voz, pero sí cómo interactúa, cómo camina, cómo gesticula, algo que te define a ti y es posible observar en la manera en que te expresas. De modo que un libro suena del modo en que tú suenas en diversos aspectos y la escritura es tal vez la forma de conocer ese tono interior que es únicamente tuyo.

 

 

CINCO LIBROS FAVORITOS DE CARLOS YUSHIMITO

1. Las obras completas de Felisberto Hernández. «Traten de encontrar los tres volúmenes de Siglo XXI que no se encuentran con facilidad, pero hay selecciones más accesibles si no me equivoco Eterna Cadencia publicó hace años una».

2. Luz de agosto, William Faulkner. «Creo que es una obligación leer a Faulkner, todas sus obras, pero a mí particularmente me gustó esta novela»:

3. Collar de perro, de Rubem Fonseca. «Fui lo primero que leí de él cuando estaba en San Marcos, de eso hace muchos años, pero sé que también hay cuentos completos de él»:

4. Menos que uno, Joseph Brodsky. «El año pasado leí este libro que es un conjunto de ensayos sobre literatura y su propio método de escritura».

5. Al norte de los ríos del futuro, de Jerónimo Pimentel. «Es el libro peruano que más disfruté el año pasado».

 

 

 



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