Agota Kristof y la crudeza de lo cotidiano

Agota Kristof Da igual

Una lectura sobre el libro Da igual. Los veinticinco cuentos despiadados de Agota Kristof.

Por Ricardo Flores Sarmiento

«La única cosa que puede darte miedo, que puede hacerte daño, es la vida, y ya la conoces», dice un asesino enamorado de su víctima. «Por aquella época, debido a mi falta de calcio, consumía una cantidad tremenda de tiza», dice una estudiante al recordar la agresión de un profesor. La violencia y lo absurdo como parte de la vida recorren las páginas de Da igualel último libro publicado antes de morir por la escritora húngara Agota Kristof (1935-2011).

La autora golpea y lleva al lector por un camino que cruza la locura, la maternidad, el desarraigo, la soledad y la crueldad. Publicado originalmente como C’est égal (2005), y recientemente reeditado en castellano como Da igual. Los veinticinco cuentos despiadados de Agota Kristof (Alpha Decay, 2021), reúne relatos que había escrito la autora desde que se exilió de Hungría.

Agota Kristof dejó su patria en 1956 tras la llegada de las tropas de la Unión Soviética a Budapest para silenciar las protestas en contra del régimen estalinista. Partió de Hungría y se refugió en Suiza, donde aprendió a hablar, leer y escribir en francés, idioma en el que creó su obra. El conflicto del que escapó, se refleja en las novelas que la consagraron: El gran cuadernoLa prueba y La tercera mentiralas cuales narran la historia de dos hermanos que viven con su abuela en un país en guerra ocupado por un ejército extranjero. Estas tres obras fueron posteriormente reeditadas en español en un solo volumen bajo el título de Klaus y Lucas (Libros del Asteroide, 2019).

La experiencia de abandonar su patria inspira diversos relatos del libro Da igual donde la nostalgia y el deseo de volver hacia la primera casa o el lugar de nacimiento es la máxima aspiración de varios de sus personajes. Los años que pasó como trabajadora en una fábrica también están presentes. «La fábrica te quitó los recuerdos, la juventud, la fuerza, la vida. Solo te dejó el cansancio, el cansancio mortal de cuarenta años de trabajo», se lee en «La muerte de un obrero» y en «El Producto», el protagonista pierde todo para intentar lograr un objetivo imposible en la empresa donde trabaja.

Los cuentos reunidos en Da igual son breves y profundos. No pasan de las cuatro hojas, pero debajo de las pocas líneas se esconden episodios crueles, de dolor y angustia. «El hacha», el cuento que abre el libro narra la historia de una mujer perturbada que llama al doctor porque su marido se ha partido la cabeza con un hacha. El relato «Mi hermana Line, mi hermano Lanoé» consta de dos párrafos a manera de soliloquios y en ellos se encierra una relación oscura y violenta entre hermanos.

La prosa austera y directa de Agota Kristof recuerda a Franz Kafka con quien comparte el estilo literario, escenarios rurales y la soledad, tema recurrente y presente en relatos de Da igual como en «El buzón», donde el protagonista espera una carta que cambie su vida o en «Las calles» y «Los números equivocados», donde los personajes prefieren la monotonía a un cambio en sus rutinas.

La vida cotidiana de las familias se ve trastocada en «La madre», cuando un hijo regresa a la casa de su mamá a vivir con su novia y pasan situaciones incómodas; en «El padre», una hija se lamenta por nunca haber caminado de la mano con su papá, mientras asiste a su funeral; y en «La invitación», una mujer tiene que soportar los caprichos y maltratos de su marido.

Da igual nos ofrece un acercamiento a la obra de Agota Kristof, a sumergirnos en su mirada del mundo marcada por el desarraigo. Como escribió la narradora argentina Ariana Harwicz, la autora húngara “tuvo una vida de turista para su país natalPero inventó una patria en su escritura”. Las historias recopiladas en este volumen son una gran puerta de entrada para recorrer esa patria llena de seres despiadados y de soledad.



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