Sobre «Mi corazón simplificado piensa en tu sexo», de Walter Lingán

Un breve comentario al libro que reúne una docena de textos que tienen como eje al hedonismo.

 

Por Jorge Cuba Luque

Más de una señorita bien educada hesitará en acercarse a este libro al percatarse del su título, Mi corazón simplificado piensa en tu sexo (Grado Cero Editores, Arequipa 2019) sin saber que la obra tiene poco que ver con lo que se está imaginando, y, más bien, es una directísima alusión al conocido (salvo por los que no lo conocen) poema XIII que César Vallejo incluyó en Trilce. En efecto, el libro de Walter Lingán, libro corto de una setenta y tantas páginas, está compuesto de una docena de textos que son tanto cuento o como algo que se les parece, pues contienen todos ellos una historia, aunque sin el consabido esquema de una intriga delineada en el consabido inicio-desarrollo-desenlace.

Si bien Mi corazón simplificado piensa en tu sexo tiene un hilo conductor, que no es otro que el hedonismo, este no es más que un anzuelo con el que el autor nos atrapa (el sexo atrapa) para representar problemas existenciales, la depresión, o “depresión desesperada” como apunta el narrador de “No sé si es sábado o domingo”, uno de los textos más logrados del volumen por la ligereza y el toque de humor con el que abordado el tema de la depresión. O la pérdida del padre y el apego a la literatura como enlace entre padre e hijo, en el texto que abre el libro, “Entre en los pabellones de la muerte con los ojos de la razón”.  Pero a pesar del hedonismo —o gracias él— este libro aborda, con un lenguaje pulcro y fluido, temas como el desamor, el deseo y el placer (esto último en el texto de título vallejiano), la dualidad Eros y Tanatos, cosmopolitismo y provincialismo, entre otros temas. El narrador de los textos de este libro ha elaborado un conjunto de escritos que son diversos y uno al mismo tiempo, lo mismo que un “yo” presente en cada uno de ellos, que Walter Lingán configura como un “yo” hambriento de vida y, por eso mismo, desenfadado y observador, que sabe que la muerte ha de llegar, y que, por eso mismo, bebe la vida con “ganas ubérrimas”, como diría Vallejo. Con su Corazón…Walter Lingán muestra a sus lectores (que los sabemos numerosos) lo que ya exhibió con novela publicada en 2015 que posee un universo narrativo propio.