Marcos Giralt Torrente: “La TV ha usurpado el espacio de la ficción”

 

El escritor español Marcos Giralt Torrente nos habla —en una breve, pero interesante conversación— sobre su novela Tiempo de vida, de la situación actual de las novelas autorreferenciales, de su regreso a la ficción y de Mudar de piel, su nuevo libro de cuentos.

 

Por Ricardo Flores Sarmiento

Marcos Giralt Torrente (Madrid, 1968) inició su carrera literaria con el cuentario Entiéndame (1995). La portada de este libro contenía una ilustración de su padre, Juan Giralt. Quince años después apareció nuevamente Juan en su literatura, y esta vez no fue solo en la tapa de uno de sus libros. En Tiempo de vida (2010), novela autobiográfica, desnuda la relación entre ambos a partir de la traumática experiencia de acompañarlo en su enfermedad hasta su muerte.

“Hay muchos libros de duelo o ligados a experiencias similares al mío sobre figuras paternas o maternas, que nacen de una necesidad inexorable de volcar tu experiencia sobre el papel para depurarte o para entender esa experiencia. Ese trabajo, que es necesario en cualquier experiencia traumática, yo ya lo había realizado antes de arrancar a escribir el libro. Lo realicé en vida de mi padre, pacificando las heridas que nos habíamos ocasionado. […] (El libro) pese al dolor por la muerte y demás es la historia del reencuentro entre un padre y un hijo”, explica Giralt Torrente.

 

Novela autorreferencial

La obra de Giralt Torrente ha sido principalmente de ficción. Antes de publicar Tiempo de vida había escrito tres libros de cuentos: Entiéndame (1995), Nada sucede solo (1999) y Cuentos vagos (2010). Además, de las novelas: Paris, la cual recibió el Premio Herralde de Novela 1999, y Los seres felices (2005).

 

Iniciaste en la ficción, ¿cómo fue dar el salto a una obra autorreferencial como es Tiempo de vida?
— Fue de manera bastante natural. Siempre he empleado hasta ahora —salvo muy pocas ocasiones— narradores en primera persona y en mis ficciones siempre he buscado historias que pudiesen suceder en cualquier tiempo y lugar sobre conflictos digamos universales”. La familia para mí siempre ha supuesto el escenario ideal para poner en pie esos pequeños teatrillos en los que la ficción consiste.

Durante la escritura de Tiempo de vida tuvo que sacarse la máscara de la ficción, vencer al pudor y desnudarse. “No es posible escribir un libro como Tiempo de vida sin un pacto inicial que es: ‘voy a hablar de otra persona —que en este caso era mi padre—, voy a desnudarla, voy a contar todos sus defectos y virtudes’. Tengo que hacer lo mismo conmigo. También salir desnudo con todos mis defectos y mis virtudes. Eso puede ser difícil al principio, pero una vez que lo decides y asumes ese pacto y su necesidad para mí fue bastante sencillo escribir. Casi lo escribí con la distancia de mis otros libros. Al final escribía sobre mi padre y yo como si fuésemos personajes”, dice Marcos Giralt Torrente.

¿Cómo decides qué guardar y qué contar en la novela?
—En Tiempo de vida los personajes principales somos mi padre, quien había muerto, y yo. El libro partía de esa convicción de que pese a contar detalles que pudieran ser considerados escabrosos desde una moral convencional, el retrato que hago de él es al final favorable y por esa convicción me decidí a escribirlo. Si pensase que podría perjudicarlo no lo hubiese escrito. El problema se presenta con los personajes secundarios, alguno de ellos vivos. (Me pregunté:) ¿Por qué los meto aquí? ¿Qué puedo contar de ellos y que no? Decidí que solamente podía contar aquello que era absolutamente necesario para entender la historia en sí misma, no contar nada por el simple hecho de contar, sino aquello que era necesario para explicar al personaje de mi padre, para explicarme a mí y explicar el conflicto de los dos.

¿Por qué cree que en la actualidad los lectores tienen bastante afinidad con las novelas autorreferenciales?
—Yo creo que el arte siempre responde a necesidades de la sociedad en la que nace. Es decir, los géneros artísticos se suceden, desaparecen o se crean en función del cambio de la sociedad y el arte en ese sentido siempre es un espejo de la sociedad. Efectivamente que ahora las novelas autorreferenciales o los géneros híbridos estén viviendo un auge peculiar evidentemente denota algo sobre la sociedad. Vivimos un momento turbulento de crisis de muchos tipos: crisis de civilización, de progreso, económica, de incertidumbre, de no saber qué va a ser de nosotros y qué va ser de la raza humana. En ese sentido hay un agotamiento de la ficción y de querer historias reales. También porque el espacio de la ficción ha sido usurpado por la ficción televisiva, por las series, por el cine, y entonces lo que demanda probablemente el lector de libros son historias auténticas y verdaderas que te ofrezcan el espejismo de darte una guía, una agarradera a esta realidad turbulenta que vivimos y también historias cada vez más breves, las grandes novelas de miles de páginas están casi en extinción. Salvo en géneros un poco más comerciales.

 

Regreso a la ficción

Un año después de Tiempo de vida regresó al género en el que nació como escritor: el cuento. El final del amor obtuvo el II Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero. Este libro es un conjunto de cuatro relatos donde se abordan relaciones de parejas desde distintos momentos, miradas y son contados por narradores implicados en la relación o que son observadores. “Me demoré solamente un año (en escribirlo). Es el tiempo que menos me he demorado en escribir un libro y fue precisamente porque estaba intoxicado del yoísmo de Tiempo de vida y necesitaba volver a la ficción”, explica.

Dentro de El final del amor está el cuento «Última gota fría», donde desde la mirada de un adolescente se ve la relación de sus padres separados y los vínculos que los unen. A este relato lo considera como “un gajo de ficción, desgajado de Tiempo de vida”. “Es el único cuento un poco autobiográfico del libro, todos los demás son completamente ficcionales. No es autorreferencial y de hecho está encuadrado en un libro de ficción. (Sin embargo), en mi propia vida tuve una historia parecida con un personaje similar que fue pareja de mi madre y el padre de este cuento se parece también al mío”, explica.

 

Nuevo libro

Después de siete años de silencio, Marcos Giralt Torrente presentará este año Mudar de piel, un conjunto de nueve narraciones breves. Este título será editado por Anagrama. “Si hay que ponerle una etiqueta, podríamos decir que es de cuentos, pero realmente muy pocas de ellas se ciñen a las características del género cuento. Hay algunas que califico de novelas bonsái, porque son historias muy comprimidas, que descosen las costuras del cuentos tradicional. Todas (las narraciones) orbitan entorno a la familia. Son historias de pareja, de padre con hijos o de hermanos”, cuenta.

 

Los cinco libros favoritos de Marcos Giralt Torrente

  1. Tristram Shandy, de Laurence Sterne
  2. La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson
  3. Moby Dick, de Herman Melville
  4. En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust
  5. La narrativa breve, de Alice Munro