Director de la Feria del Libro de Buenos Aires: una feria no es una gran librería

Conversamos con Oche Califa, director de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, la actividad cultural más importante de Argentina que este año tendrá a Montevideo como ciudad invitada de honor y que se inaugurará el próximo 26 de abril.

 

Por Jaime Cabrera Junco

Es la feria de libro de mayor duración y una de las más importantes de Latinoamérica. Solo el año pasado convocó a 1.2 millones de visitantes, en una ciudad que tiene casi tres millones de habitantes. Aunque la crisis económica ha golpeado al país, el fervor por los libros no se ha visto afectado. Cuando falta poco para esta fiesta cultural, conversamos con el periodista y escritor Oche Califa, director institucional y cultural de la Feria del Libro de Buenos Aires, cuya edición 44 se realizará del 26 de abril al 15 de mayo.

 

Cuando piensa en la Feria del Libro de Buenos Aires, ¿qué ideas o imágenes se le vienen a la mente?
La feria es un lugar de alegría, durante el año la recuerdo así. Incluso, no sé por qué la recuerdo con sol, aunque son muchas las horas nocturnas (Buenos Aires, como el tango, es nocturna). Claro que mientras transcurre, también es un largo cotidiano de múltiples responsabilidades.

¿Qué expectativas tiene para la edición de este año que tendrá a autores internacionales como Paul Auster, Mario Vargas Llosa y a Montevideo como ciudad invitada de honor?
Las figuras internacionales, que llegan a un centenar, potencian el interés masivo. Este año, los nombrados y Yasmina Reza, Richard Ford, Elvira Sastre, Arturo Pérez-Reverte y Piedad Bonnett estarán el primer fin de semana, así que empezaremos muy arriba. De todos modos, hay autores locales con igual capacidad de convocatoria, y el jueves 26 el discurso inaugural lo dará Claudia Piñeiro. Montevideo está presentando un programa muy rico y variado, lleno de ideas; se lucirá. Incluso el sábado 28 —cuando la Feria sigue hasta la una de la mañana del domingo— Montevideo traerá un espectáculo con la murga Cayó la Cabra, Ana Prada y Dani Umpi. Pero también tengo expectativas sobre lo que nosotros, la Fundación El Libro, organizamos: el Diálogo de Escritores Argentinos, el Diálogo de Escritores Latinoamericanos, el Festival Internacional de Poesía, el Encuentro Internacional de Booktubers, los cuatro congresos o foros del mundo de la educación que se hacen con inscripción previa, y el novedoso espacio permanente que debuta: “Orgullo y Prejuicio, Diversidad Sexual y Cultura”.

Un reciente informe de la Cámara Argentina del Libro indica que la caída de ventas del libro en 2017 disminuyó de 20 hasta 7 por ciento respecto a 2016. El diario La Nación titulaba «La industria del libro pasó de terapia intensiva a intermedia». A pocos días de iniciar la feria, ¿qué reflexión le merece esto?
Que se frene la caída no es motivo de alegría aunque sí de esperanza. Ahora debemos trabajar para recuperar lo perdido (nada menos que unos treinta millones de ejemplares menos impresos en los últimos dos años).

Entiendo que este es un efecto de la crisis económica y posteriores reajustes, pero igual Argentina, y especialmente Buenos Aires, siguen siendo una referencia para la industria editorial en Latinoamérica. Pero, ¿qué tanto han cambiado los hábitos de los lectores que han visto que el precio del libro ha ido aumentando en los últimos años?
El precio del libro ha aumentado menos de lo que lo hizo la inflación. Esto quiere decir que en toda la cadena de producción y comercialización se redujo el margen de ganancia. Se ha resignado para no perder ventas, que igualmente retrocedieron. Aun así, no vemos que la lealtad del lector haya disminuido. Sin embargo, debemos estar atentos porque los cambios de hábitos pueden pasar de temporarios a permanentes. Ese riesgo existe y sería brutal que la Argentina perdiera lectores; creo que por ahora perdimos compradores.

Cuando lo entrevisté en 2015 usted recién empezaba a hacerse cargo de la dirección cultural de la Feria del Libro de Buenos Aires, en estos tres años cuál diría que ha sido el mayor aprendizaje al frente de un evento cultural como este.
Todavía estoy aprendiendo. Y aunque estuviera diez años más, cosa que no creo, seguiría siendo así. Por suerte la cultura se mueve y uno aprende a no dormirse.

¿Cuál es el principal reto que ha tenido que enfrentar en estos tres años?
Hemos puesto mucho más activa la Fundación El Libro. La Feria del Libro Infantil y Juvenil, que hacemos en julio, ahora tiene tres sedes simultáneas; hacemos la Feria de Merlo, en el oeste del conurbano bonaerense, y haremos la de Rosario, nada menos que diez días después de terminada la de Buenos Aires, y la de La Plata. Tenemos seis campañas de promoción durante el año, que antes no se hacían. Y crecieron mucho las Jornadas Profesionales, tres días de negocios y capacitación antes de que la feria abra al público. El principal reto ha sido que todo esto tenga jerarquía y eficiencia, aunque por suerte no lo enfrenté solo (lo que hubiese sido imposible, de todos modos) sino como parte de un equipo creativo e incansable.

Si le pidieran un consejo esencial para la organización de una feria del libro, ¿cuál sería?
Una feria debe ser vista como un acontecimiento cultural, un momento de promoción y fiesta que produzca empatía con el libro y energice a toda la cultura, que finalmente en algún punto toma forma de libro. Si se la organiza como una gran librería, no se podrá sostener en el tiempo.

¿Cómo se financia una feria de esta magnitud?
La mayor parte de los recursos provienen del pago de espacios por los expositores. Como más de setenta por ciento de los mismos son editores, quiere decir que esta feria la sostiene el propio sector del libro. Los que pueden llamarse sponsors suman menos, así como la boletería.

¿Por qué diría que es importante una feria del libro?
Como dije, resulta importante si lo es como hecho cultural. Así la esperará la gente cada año y por eso concurrirá con fidelidad. Nosotros tenemos un ochenta por ciento de visitantes que han venido tres veces como mínimo, y que no vienen para comprar un libro e irse.

¿Qué librerías de Buenos Aires o espacios culturales de la ciudad tienen un significado especial para usted?
La ciudad tiene 370 librerías y hay varios barrios donde se produce una concentración de locales: la avenida Corrientes del Obelisco a avenida Callao; la zona que hoy llaman Palermo Soho; Belgrano alrededor de las avenidas Cabildo y Juramento. A Corrientes la caminé de ida y vuelta tantas veces que ya no recuerdo.

¿Qué escritor le estimuló en su vocación literaria?
No hubo uno. Hubo una biblioteca y estaba en mi casa paterna. Ahora la tiene una escuela que está enfrente, aunque me traje varios libros a la mía.

¿Qué es el libro para usted?
La mejor herramienta que la cultura humana creó.

 

LOS CINCO LIBROS FAVORITOS DE OCHE CALIFA

“Qué problema”, dice nuestro entrevistado al contarle sobre esta sección de nuestra página.

1.Las mil y una noches.

2. Martín Fierro, de José Hernández.

3. Facundo, de Domingo Faustino Sarmiento.

4. La poesía completa de César Vallejo

5. El mito del eterno retorno, de Mircea Eliade.