Una lectura de “Sustitución”, de Jack Martínez Arias

 

Comentamos Sustitución,  la segunda novela del escritor Jack Martínez Arias.

 

Jack Martínez Arias (La Oroya, 1983) nos presenta una nueva novela luego de su debut más que aceptable con Bajo la sombra (Animal de invierno, 2014), cuyo título aludía a la presencia paterna y a su influencia en el derrotero del protagonista. Bien, en Sustitución (Emecé Cruz del Sur, 2017) son también las circunstancias del padre las que marcarán la vida del protagonista, sin embargo, a diferencia de su primera novela, el autor teje una trama más compleja y convincente que la anterior, con una prosa que fluye y con cortes de escenas que hacen ágil la historia.

Sustitución atrapa en su lectura, si bien presenta algunos flancos débiles que seguramente Martínez superará con oficio y por los cuales no es necesario restarle méritos a esta entrega. El inicio de la novela es contundente y pone las cartas sobre la mesa al lector: un joven científico —un ingeniero biomédico para más señas— confiesa que no logra recuperarse del suicidio de su padre, un veterano de guerra de origen peruano que sirvió en el Ejército de Estados Unidos y que sufre la pérdida de una de sus piernas. El narrador-personaje da cuenta de su historia familiar sobre la que vuelve a propósito de su vínculo con una antropóloga de ascendencia puertorriqueña, quien recoge testimonios de jóvenes profesionales de origen latino nacidos en EE.UU. La narración empieza con un vértigo que sumerge al lector en esta historia familiar y las consecuencias de esta en el rumbo de la vida del protagonista. Quizás ese sea el centro de esta novela, el hecho de ser conscientes que por más autonomía que tengamos venimos precedidos de una historia y esta marca también nuestra existencia aun cuando queramos ocultarla o negarla:

“Memorizar el guion de mentiras era difícil pero no era lo más duro de sobrellevar. Lo realmente complicado era continuar con esa farsa cuando ese viaje iba provocándome el recuerdo constante de lo que viví durante los últimos días de mi padre. Las mentiras y mis recuerdos hicieron que mi carácter comenzara a desestabilizarse.

(…) me había cansado de inventar, me había cansado rápidamente de mí mismo y de mis falsos relatos de vida”. (p.p. 58 y 61)

Donde la novela gana espesura es en la historia del padre de Jesé —ese es el nombre del protagonista—, ya que nos remite a la esencia del conflicto: lo que buscamos en la vida son oportunidades, algunas de ellas se presentan por única vez. Esto nos lleva a la localidad de Chulec, en La Oroya, donde un campamento minero semejante a los suburbios estadounidenses contrasta con la miseria y desesperanza del poblado de los locales. De allí obtendrá el padre el boleto que le permitirá liberarse de una existencia violenta, con un padre alcohólico y una madre maltratada. Este pasaje, narrado por el padre de Jesé, es lo más interesante de Sustitución, tanto por su intensidad como su relevancia para entender una historia que el lector va armando junto con el protagonista. Lo que ocurre después es consecuencia de esa decisión del padre: dejar su país de origen para combatir en una guerra con la promesa de tener una vida mejor. El sueño americano versus un futuro incierto.

Como decíamos, la novela presenta flancos débiles que se evidencian especialmente en la última parte de la historia. Es allí donde percibimos la chatura del personaje de Laura, la antropóloga puertorriqueña, que cumple un papel específico en la trama: ser quien acompañe al protagonista en la revelación de una historia que teme conocer. El inicio intenso cierra quizás con pocos bríos, pero esto no impide que Sustitución sea una historia más que estimable y un buen segundo paso de un autor que seguramente nos ofrecerá otras obras que seguiremos leyendo.

 

Dato:

-La novela será presentada este jueves 8 de junio, a las 7:00 p.m., en la librería Sur (Av. Pardo y Aliaga 683, San Isidro).

-Acompañarán al autor, la escritora María José Caro y el periodista y crítico Alonso Rabí.