El maestro y Margarita: el espíritu eslavo y el rock de Occidente

La Unión Soviética no se caracterizó precisamente por ser un país en el que hubiera libertad para enfrentar al Gobierno cuando este nos reducía a simples engranajes de una maquinaria. Cuando alguien reunía el suficiente valor para criticar al gobierno de Stalin, el Padre de los Pueblos, si no era eliminado del mapa al instante se enfrentaba a la posibilidad de un exilio de por vida a Siberia. No todos tenían la suerte de la pianista de María Yúdina, quien se dio el lujo de decirle a Stalin que el único agradecimiento que quería de su parte por haber interpretado para él el concierto para piano n.º 23 de W. A. Mozart —grabada en tiempo récord— era que aquel antiguo seminarista se arrepintiera de sus horrendos pecados.

Portada en ruso de El maestro y Margarita

Mijaíl Afanásievich Bulgákov no era precisamente un privilegiado al estilo Yúdina, pero tampoco fue merecedor de un viaje sin escalas ni retorno a la Siberia. También formó parte de esta rara «elite» de intelectuales maltratados, censurados, inhabilitados de ejercer dentro de su país, que no merecieron el exilio ni la muerte, como si su existencia fuese un pasivo que Stalin hubiera decidido sobrellevar, quizá para demostrarse a sí mismo que aún era capaz de tener compasión por otro ser humano. Aunque no lo hiciera de una manera muy eficaz: Stalin jugó con Bulgákov como un gato con el ratón que ha cazado. Nunca lo dejó salir de la Unión Soviética, pero tampoco dejó que volviera a publicar o montar una obra de teatro en vida. En contraposición, dejó que constantemente le escribiera cartas en las que le decía cosas que a otros les hubiera costado aun la vida.

La versión española de Amaya Lacasa Sancha. Esta ya ha sido superada por una nueva traducción que esperamos llegue pronto a nuestro país

El maestro y Margarita sufrió la censura del régimen soviético y solo fue permitida su publicación en una edición que tenía bastantes páginas menos que el original, en 1966. En esta novela, de la que Bulgákov dejó varias versiones parciales antes de su muerte, en 1940, se burla del orden comunista y ateo de la Rusia que le había tocado vivir. Pero no solamente es una sátira de este país y de su sociedad hipócrita, sino también una historia exquisita en la que el diablo en persona visita el Moscú de la década de 1930 y donde desata a su séquito de demonios para que impongan el caos. También es una desacralización de la historia del juicio y muerte de Jesús, que cuestiona su resurrección y reivindica a Judas Iscariote.

En otro nivel de la novela, también es una parodia de la obra neoclásica que la inspira: Fausto, de Johann Wolfgang von Goethe. En el caso de la del ruso, es Margarita quien pacta con el diablo para la salvación del maestro, un escritor fracasado y resentido por la suerte que su novela corre en la Rusia de la época de marras (una novela basada en la historia de Jesús que tiene como héroe y protagonista a Poncio Pilatos). Este escritor es precisamente el álter ego de Bulgákov. Para conseguir rescatar a su adorado maestro, Margarita es obligada a convertirse en bruja y acompañar al diablo al baile de la noche de Walpurgis, en la cual ella recibe a los personajes más horripilantes, salidos de las profundidades del averno, lo que también es un guiño a La divina comedia de Dante Alighieri.

Desde que esta novela fuera publicada y traducida a muchos idiomas, la admiración por Bulgákov creció tanto como el mito que envolvieron a él y a su novela. Detrás de la cortina de hierro, no se podía declarar abiertamente la admiración por este texto que llegó a ser uno de los más importantes de la literatura rusa. En Occidente, el panorama era distinto y por eso muchos artistas de distinta influencia musical y de distintas décadas han dedicado canciones, y en algunos casos discos enteros, a la historia del escritor encerrado en un manicomio y de la bruja que sobrevoló Moscú en su búsqueda. Aquí solo cinco ejemplos:

1. «Sympathy For The Devil» (Rolling Stones)

La canción maldita de los Stones estuvo un tiempo sin ser interpretada en sus recitales por la oscura leyenda que se urdió tras ella: muerte y una serie de desafortunados sucesos que para muchos tiene que ver con una negada adoración al cachudo.

2. «Pilate» (Pearl Jam)

En el disco Yield encontramos más de una referencia a la novela en cuestión. La canción que mejor lo de muestra es Pilate. A diferencia de la tradición cristiana, que ve solo el lado cruel de este personaje, la novela ensaya una visión humana, que causa cierta empatía con los lectores, haciendo del quinto procurador de Judea, el cruel Jinete Poncio Pilato un personaje inolvidable.

3. «The Master and Margarita» (The Tea Party)

La historia del maestro y Margarita puede encontrarse en dos antecedentes importantes, de los que Bulgákov toma muchos elementos: la relación entre Fausto y Margarita (en la historia a Goethe) y, mucho más atrás, la de Dante y Beatriz, de la Divina comedia. Todas ellas son historias en que la fe y el sacrificio trajeron consigo la salvación.

4. «Love And Destroy» (Franz Ferdinand)

Uno de los pasajes más memorables es la transformación de Margarita en una vengativa bruja que decide darle a todos los culpables del hundimiento de su querido maestro un escarmiento memorable. El video es extraído de la recomendable miniserie rusa que adapta la novela en diez capítulos. Hurguen un poco en la YouTube y la encontrarán subtitulada.

5. «Banga» (Patti Smith)

Finalmente, la progenitora de todos los punks tampoco fue ajena a esta novela y le dedica todo un disco a Banga, el leal perro de Poncio Pilato, quien se quedó con él hasta el final y compartió su aciago destino.