Premio Nacional de Literatura, ¿un estímulo para la creación literaria?

 

El Ministerio de Cultura del Perú, a través de una resolución ministerial, aprobó la creación del Premio Nacional de Literatura, una distinción, según la norma, que busca «visibilizar el trabajo creativo de los autores y autoras peruanos; así como dinamizar el trabajo editorial». Son seis las categorías que se tendrán en consideración para el premio: poesía, cuento, novela, literatura infantil y juvenil, literatura en lenguas originarias y no ficción. Las obras premiadas deberán haber sido publicadas dos años anteriores a la convocatoria.

“El Jurado Calificador es autónomo e independiente y está conformado por especialistas en la materia; es el encargado de la evaluación de las obras literarias postuladas, cuyos expedientes fueron declarados aptos, a fin de determinar las obras ganadoras del Premio Nacional de Literatura. La Dirección General de Industrias Culturales y Artes designa a los miembros del Jurado Calificador para cada una de las categorías del Premio Nacional de Literatura”, señala el artículo 5 de la resolución firmada por el ministro Salvador del Solar.

Respecto a los premios hay voces a favor y en contra. Los que respaldan la primera opción sostienen que, efectivamente, promueven la creación artística y que es deber del Estado reconocer a los escritores, especialmente porque en el país el trabajo literario se realiza de manera marginal, es decir, no a dedicación exclusiva. Los que están en contra afirman que los premios en lugar de estimular la creación promueven lobbys y la escritura de una obra a la medida del jurado o de aquello que consideran puede ser elegible para ser premiado. Además, critican que en un mundillo literario tan pequeño como el peruano, el espacio para las camarillas y las argollas es tal que habrá un grupo premiado y otro excluido.

Aunque todavía no se publican las bases del Premio es necesario resaltar la importancia de un reconocimiento como este y que, esperemos, se vea exento de aquello que las voces críticas han mencionado al enterarse de esta noticia. La legitimación de un autor no puede condicionarse a premios, esto es verdad, pero si nos fijamos en los antecedentes –el Premio Nacional de Cultura instaurado en 1942 premiaba a poetas, narradores e investigadores sociales-, con la transparencia de un jurado independiente podría convertirse, efectivamente, en un estímulo para la creación literaria. Quizás no necesariamente es garantía para la creación de obras maestras, pero de esta forma el Estado volvería a asumir una función que había dejado de lado.

Esperemos ver las bases y cómo se desarrolla la convocatoria y la conformación del jurado para así tener una opinión cabal.