El silencioso adiós de Ricardo Piglia

 

A los 75 años de edad ha fallecido el escritor argentino contemporáneo más importante. Por supuesto, quedan sus libros, pero no hay que negar que su partida es una gran pérdida y una frustración por las obras que se quedarán en el camino.

 

Ha  fallecido Ricardo Piglia y es difícil, en circunstancias como esta, salir del lugar común y de las semblanzas recurrentes, de las notas necrológicas que se han ido volviendo una maldita costumbre desde el año pasado. Que era un gran escritor, que fue un maestro, que nos enseñó a leer la realidad a través de sus obras metaliterarias, que su pérdida nos deja un gran vacío…lo único realmente honesto que puedo decir es que precisamente la noticia de su muerte la he recibido mientras leo la segunda entrega de Los diarios de Emilio Renzi. La mañana de su fallecimiento, precisamente, me preguntaba “¿cómo andará de salud el maestro?” Había considerado, y esto no es palabrería, en nuevamente escribirle un correo.

14/5/15

Ricardo, lo saludo con mucho afecto, el afecto de un lector agradecido a uno de los autores que más le ha hablado directamente a través de sus obras. Un amigo me comentó que usted se encontraba delicado de salud, espero sinceramente que no sea así. Sin embargo, uno nunca sabe, cada día es imprevisible.

Soy un periodista, pero básicamente un lector. Un lector sobre todo de literatura, pero que se maravilla de que, a pesar de lo rutinaria y gris que puede ser la vida, existen los libros para solazarnos, consolarnos o también para confirmar nuestras ideas respecto del mundo.

Soy un burócrata, actualmente trabajo en una entidad amable dentro de este sector público. Además, tengo una web literaria que le puse por nombre Lee por gusto.

Ayer, por ejemplo, tuve un día complicado, de esos en que reniegas de estar donde te encuentras. Sin embargo, me entusiasma el hecho de que la próxima semana estaré unos días en Buenos Aires para recorrer la Feria del Libro y especialmente la ciudad. Sé que es un fastidio para un escritor los asedios de la prensa, lo entiendo cada vez más, por eso cada vez que converso con uno importante, siento que es una deferencia especial.

En realidad me gustaría conocerlo y conversar unos minutos, ojalá pueda concederme esa suerte. Le mando un abrazo desde Lima y mis mayores respetos.

La respuesta llegó el mismo día:

Estimable Jaime, Ricardo lo saluda y agradece su interés en encontrarse con él, lamentablemente Ricardo ha decidido suspender algunos de sus compromisos.

Saludos cordiales,
Luisa Fernández
Asistente

 

En ese momento ya tenía esta enfermedad neurodegenerativa llamada Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), luego se despejarían las dudas y se supo que no había una cura para ese mal que iría volviendo un ser vegetal a un autor muy dinámico que dos años antes había presentado unas clases magistrales por televisión sobre Jorge Luis Borges, un autor al que admiraba y al que en cierta forma le ha tomado la posta.   Como Borges, pese a su erudición, no hacía alarde de ella, y explicaba de manera didáctica aquellos argumentos cubiertos de complejidad por el academicismo puro y jactancioso. Quien puede sortear el reto de dictar clases de literatura en la televisión y hacer de un curso complejo unas lecciones cautivadoras, sí que es un maestro.

Se supone que a continuación debe incluirse algunas frases dichas por el autor sobre la lectura y la escritura. Para esto tenemos a sus obras como Respiración artificial, El último lector, así como Crítica y ficción. Como cada autor tiene algo que decirnos directamente, probablemente no todos enganchen con Piglia y no hay problema con eso. Quizás lo perciban pretencioso. Es cuestión de gustos. Para otros tantos, este es un autor que nos enseñó a leer la realidad con un pie en los libros y el otro en la vida acontecida en nuestros actos.