Jorge Eduardo Eielson, vida y canción en Lima: una indagación

El investigador Paulo César Peña presenta el libro 1945: Jorge Eduardo Eielson, vida y canción en Lima, donde realiza una indagación sobre un año clave en la vida literaria de este poeta y artista plástico. El libro se presentará el domingo 6 de diciembre, a las 7 pm, en la Feria Ricardo Palma.

 

 

A los 21 años, Jorge Eduardo Eielson, uno de los máximos representantes de la poesía peruana de la Generación del 50, ganó el Premio Nacional de Poesía. Ocurrió hace siete décadas. Ese mismo año, Eielson publicó Reinos mientras se desempeñaba como articulista del diario La Prensa.

Este año es especialmente abordado por el joven investigador Paulo César Peña (Lima, 1986) en su nuevo libro 1945: Jorge Eduardo Eielson, vida y canción en Lima, volumen que muestra la relación que Eielson mantuvo con su ciudad de origen y su producción como articulista del diario La Prensa durante 1945. Este libro, además, hace un gran aporte a la difusión de la obra ensayística de Eielson –muy poco conocida y estudiada–, pues reproduce, muchos de ellos por primera vez, todos los artículos que aparecieron publicados ese año.

1945: Jorge Eduardo Eielson, vida y canción en Lima incluye un prólogo de Luis Rebaza, especialista en la obra del poeta. Además, la portada es un apunte del artista plástico peruano Fernando de Szyszlo.

La presentación se realizará el domingo 6 de diciembre en la 36ª Feria del Libro Ricardo Palma (parque Salazar), a las 7 pm. Los comentarios estarán a cargo de Carlos López Degregori y Jorge Frisancho.

 

 SOBRE EL AUTOR

Paulo César Peña Luyo (Lima, 1986). Estudió Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Fue fundador y director de la revista de ensayos Estereograma. Tiene un diplomado en Gestión Cultural por el Museo de Arte de Lima. En 2013, publicó el conjunto de prosas breves Cada ventana tiene su propio cielo (Lima, Paracaídas Editores). Ha estado a cargo de talleres creativos en el Centro Cultural de España, el Museo de Arte Contemporáneo de Lima y la PUCP. Ha participado como ponente en diferentes congresos, así como ha escrito diversos artículos y reseñas en revistas especializadas, como Quehacer, Buensalvaje y ConTextos, entre otras. Sus líneas de investigación son la historia de la ciudad de Lima, y la producción poética y ensayística de la denominada Generación del 50, con especial énfasis en los casos de Jorge Eduardo Eielson y Sebastián Salazar Bondy.

 

 

FRAGMENTO DEL LIBRO:

LibroEielsonPauloCePenaImagino que la historia de Jorge Eduardo Eielson es como un país, incluso podría ser uno similar al Perú; es decir, vasto y accidentado, con segmentos de su territorio nunca antes visitados. Según la posición desde donde se ubique el observador, Jorge Eduardo Eielson podría o ser un escritor que practicó otras artes, o un artista multifacético, o —si se aguzase un poco más la mirada— un pensador, un filósofo, una suerte de chamán contemporáneo. El periodo de su vida previo al viaje a Europa vendría a ser uno de esos segmentos. Uno que desde la distancia se revelaría rodeado de montañas, en donde cada pico sería cada uno de esos acontecimientos puestos en relevancia —en desmedro de los demás— por la academia literaria peruana, la cual continuaba fascinada con la leyenda de ese joven poeta, ante el que cayó rendido por su irrebatible talento el entero circuito crítico vigente en su momento. La conformidad de casi todos los investigadores de la obra de Eielson con un específico número de datos provocó que ya no se prestase atención —siempre siguiendo con la imagen del país— a los valles, esos espacios de menor envergadura por los cuales tuvieron que fluir las corrientes —aquellas inquietudes e indagaciones tanto vitales como intelectuales— que superaron diversos escollos para alimentar su ser creador. Es así que repasar la literatura de Eielson, con el fin de registrar cada una de las menciones que hace —o parece hacer— a su pasado en Lima constituye la primera alternativa que tiene cualquiera de sus lectores, si pretende conocer algo más del individuo detrás del creador, del incontenible manantial de donde habrían de nacer los ríos que son su obra. Y digo que es la primera alternativa porque la información que se tiene nunca ha sido ofrecida como un solo discurso debidamente estructurado, siempre ha sido más bien como un manojo de anécdotas, algunas más difundidas que otras, pero todas igual de ignoradas al fin y al cabo. La verdad es que de no ser por unos contados testimonios realizados por sus compañeros generacionales, o por la prudente insistencia de algunos de sus entrevistadores, o por un par de estudios biográficos sucintos y panorámicos, hoy ignoraríamos, casi por completo, el tipo de vida que Jorge Eduardo llevó en su ciudad natal. En este «país-Eielson» en que se convierte su historia, la región que se estaría visitando a través de estas líneas sería aquella que —abrazada por enormes montañas de olvido— correspondería al periodo entre 1942, un año antes de que acabe el colegio, y 1948, cuando se fue a Europa. Pero, sobre todo, se estaría accediendo a 1945, legítima fuente desde donde fluyó uno de sus ríos más torrenciales: su poesía escrita. Sucede que en 1945 se marcó un antes y un después en la obra de Eielson. Y no porque hubiese ganado entonces el Premio Nacional de Poesía, como cualquiera podría creer de inmediato, sino porque en ese año él pasó a ser un verdadero escritor público que incluso ostentaba sin pudor alguno, columna tras columna, el poder que detentaban sus palabras. Al desempeñarse por varios meses como columnista del diario La Prensa, la principal competencia de El Comercio, Eielson tuvo la gran oportunidad de difundir y defender su visión de la poesía. Fue de este modo, también, que se apoderó de la literatura peruana.