José Carlos Yrigoyen: “Tengo una voluntad de vivir manifestándome”

Conversamos con el escritor José Carlos Yrigoyen a propósito de su primera novela, un texto autorreferencial y liberador para él. Pequeña novela con cenizas, y así lo vienen demostrando los comentarios que ha recibido, es una novela que no deja indiferentes a sus lectores.

 

Por Jaime Cabrera Junco

Comencé a escribir este libro hace cinco años, poco después de haber emergido de un largo episodio de depresión. Fue una temporada en la que no hallé ningún trabajo estable, me consideré inválido para la literatura y, sobre todo, fui incapaz de sentir cualquier interés o afinidad por las personas y cosas que me rodeaban.

Ese es el inicio de Pequeña novela con cenizas (Planeta, 2015), libro con el que José Carlos Yrigoyen (Lima, 1976) incursiona en este género a través de una historia autorreferencial en el que la conflictiva relación con el padre deja una herida profunda en el narrador, quien busca reconciliarse con él y liberarse de ese pasado opresivo. “Si tuviera que ser sincero, diría que este es un libro 95% autobiográfico”, ha dicho el autor, quien comenzó escribiendo poesía y ahora está embarcado en un proyecto de novela familiar de largo aliento. Esta entrevista tiene como pretexto la publicación de esta novela que tuvo como punto de partida un ensayo sobre el poeta y cineasta Pier Paolo Pasolini.

 

Sigo las opiniones y comentarios que emites a través de Facebook y veo que tienen mucho impacto. ¿Cuál es tu relación con esta red social? ¿Crees que se ha convertido en el nuevo ágora 3.0?
Creo que mi relación con el Facebook es la misma relación que tienen todos los demás. Lo tienes todo el tiempo presente en el smartphone, se te van ocurriendo cosas, algunas las puedes ir comentando. Llegas a casa y tienes alguna idea que te ha estado dando vueltas en la cabeza y la vas desarrollando. Es bonito que haya gente que esté de acuerdo contigo y gente que discrepe de ti. Uno aprende a ser tolerante con el Facebook, aunque no todos.

Hay mucha susceptibilidad allí
Muchísima. Yo también soy muy susceptible, pero uno tiene que aprender que hay gente con la que coincides y con la que no. No te puedes quedar solo con los que coincides. Es un espacio donde mucha gente se pone agresiva y yo he caído en eso, he cometido errores y me he disculpado muchas veces. Es un buen medio para difundir cosas que te gustan, autores que te interesan o cosas que te desagradan. Creo que poco a poco los medios escritos han tenido que darle paso a las redes sociales como medios de comunicación sobre literatura y cultura.

Hablemos del tema que nos convoca que es tu primera novela. ¿Dirías que tu ingreso a este género ha sido accidental? Es decir, este libro iba a ser un ensayo sobre Pier Paolo Pasolini.
Yo quería hacer un ensayo sobre Pier Paolo Pasolini desde que estaba en la universidad, en los años 90. Hice muchos intentos durante 15 años y me quedaba siempre en la página cuatro o cinco. Ideé un par de artículos y uno de ellos dio pie a escribir algo más amplio y llegué a las 160 páginas, pero sentía que no estaba satisfecho con eso, sentía que no era exactamente lo que quería escribir. Entonces tuve la necesidad de escribir un texto con rasgos autobiográficos que para mí eran muy importantes contar. Acababa de salir de un momento muy depresivo, que está reflejado en el libro, y sentía que era necesario intentar expresar cuáles eran los problemas que me habían llevado a ese momento tan duro y tan difícil. Y lo hice. Mi editor me dijo “eso está bien, pero estas tres páginas autobiográficas debes desarrollarlas, esto es el núcleo, eso debe ser la novela”, y lo comencé a reescribir. Lo reescribí durante cuatro meses todas las noches y cuando lo terminé sentía que era un libro que realmente quería escribir, que necesitaba escribir. Sabía que era un libro muy duro, era un libro que contaba cosas que habitualmente no se cuentan aunque sea en la escala ficcional y entonces me dijeron para publicarlo y dije que sí. Lo dudé mucho, no lo voy a negar. Creo que uno duda de ese tipo de pasos que se tienen que dar pero estoy seguro de que si no lo hubiera dado y lo hubiera guardado en un cajón, el efecto hubiera sido el mismo de no haberlo escrito.

Contrariamente a lo que ocurre en la narrativa autorreferencial tú no has tenido ningún problema en decir que el personaje de tu novela eres tú.  Es decir, no es un alter ego, o un personaje muy parecido a ti, algo a lo que suelen jugar los escritores.
Sí, soy yo dentro de un pacto de autobiografía de ficción. Hay cosas que no ocurrieron y hay cosas que sí ocurrieron. Eso ya depende de cada uno…

¿Y tu inicio en la poesía fue, como dices en el libro, “una manera subversiva y provocadora de responderle” a tu padre?
Yo, efectivamente, comencé a escribir poesía en respuesta a una vida llena de miedo y opresión. Era un método de expresión, no me considero tanto un narrador, un poeta, sino una persona que tiene que expresarse continuamente, tengo una voluntad de vivir manifestándome, como dice el título de un libro de Reinaldo Arenas. No tengo la necesidad de ser escritor. Me gusta la literatura, me gustan los libros, he vivido rodeado de ellos toda mi vida, pero mi interés es manifestar ciertas cosas que me desagradan, que me molestan. Necesito subvertir para poder estar más tranquilo.

PequenaNovelaPortadaEl narrador de la novela sostiene que esta actitud de escribir poesía bajo un yo homoerótico era una inmolación.
La literatura es una inmolación. Estoy convencido que mi vida y mi sacrificio por ser libre han sido parte de una inmolación personal y eso no tiene nada que ver con la literatura, eso tiene que ver con cuestiones mucho más personales. Desde muy joven viví episodios traumáticos y dolorosos como muchos de nosotros. Mucha gente los olvida, los entierra, mucha gente los afronta con un psicólogo y yo los afronto escribiendo libros. Esa inmolación me causó muchas cosas que pasan en el libro, como te dije unas cosas que son verdad y otras cosas que no lo son, pero algo que sí es verdad es que mis poemas se basan en un personaje que no era yo. Escribía bajo un yo poético y quería construir con esa personalidad un personaje rebelde, resistente ante el poder, ante los demás. Sí, y cuando esa necesidad desapareció, también desapareció, no tengo ningún problema en decirlo, mi interés por la poesía y por escribirla. No escribo poesía hace 10 años y no tengo ningún interés en escribirla.

¿La literatura es un ajuste de cuentas?
Yo creo que alguna vez lo fue. Con la poesía fue un ajuste de cuentas. Creo que en los momentos más duros, más complicados, que he tenido hace 15 o 20 años, sí fue un ajuste de cuentas y un acto de venganza. Pero ya no veo la literatura así ahora. La veo como una reconciliación conmigo mismo y con los demás, con la vida. Me parece que haber logrado reconciliarme conmigo mismo y haber dejado tantas cosas atrás es lo que más me alegra de este libro. Creo que la literatura es una reconciliación con el mundo. Eso no significa que yo considere que lo que escribo deba ser domesticado o alegre, creo que para reconciliarte debes de enfrentar lo que más te molesta, te incomoda. Es como el psicoanálisis, no creo en él pero creo que la literatura tiene un efecto muy parecido a lo que el psicoanálisis aspira, quizás mejor. Para mí, la mayoría de psicólogos con los que he estado han sido un desastre. Ninguno de ellos hizo lo que han hecho los libros, la poesía y lo que ha hecho este libro por mí.

Hay libros que uno quiere escribir y otros que siente que debe escribir. ¿Este es un libro que crees que debías escribir?
Sí, creo que era un libro urgente, un libro necesario. Sabía y sé que este libro ha causado mucho dolor, es un libro que no le ha gustado a mucha gente de mi entorno; no lo sabía hace unos días, ahora lo sé. Es una novela de ficción pero tiene rasgos que uno reconoce, pero uno a veces tiene que ser honesto, tiene que decir las cosas que realmente son importantes y necesarias para poder estar bien con uno mismo. Por lo menos siento que las consecuencias que estoy pagando o voy a pagar con este libro seguramente son muy pequeñas comparadas con la satisfacción personal que me ha dado.

PasoliniENTRJCYY en paralelo, siempre en función del libro, cuando narras la parte de Pasolini hablas también de una inmolación social…
Mucho más grande que la mía, por supuesto, que terminó en su muerte. Pasolini es uno de los autores que más admiro y quiero. No me comparo con él a pesar que el libro tiende un paralelo entre él y yo. Evidentemente mi historia es mucho menos épica e importante que la suya, la suya es una de heroísmo. Él decía una cosa muy bella: que prefería la represión a la tolerancia porque en la represión nacen los héroes, los bellos gestos y las grandes epopeyas, y la tolerancia en cambio solo genera guetos. Estoy muy de acuerdo con él en ese sentido. Estoy seguro de que si hubiera vivido la tolerancia no hubiera podido escribir estas cosas ni hubiera podido expresarlas. Hubiera sido más feliz, de hecho cada vez lo pienso más. Si hubiera tenido cerca a mí gente más tolerante, más abierta, más afectuosa, estoy seguro que yo hubiese sido mucho más feliz, pero no fue así. A Pasolini le pasó lo mismo con su padre, con la Italia de los años 60 y 70, él terminó cada vez más cercado por enemigos y gente que no lo aceptaba y terminó muerto, asesinado en el año 75. Ese paralelo, si bien como te digo, el suyo es mucho más épico e interesante es para mí lo que quería representar en la novela y quiero creer que hasta cierto punto logro algo de eso.

¿Hasta qué punto lo autorreferencial o intimista es un proyecto poco ambicioso como sostiene Mario Vargas Llosa?
Depende. No creo que La muerte del padre, de Karl Ove Knausgård que tiene 6 volúmenes, 3500 páginas y es un proyecto a lo Proust sea un libro poco ambicioso. Vargas Llosa es uno de los escritores que más admiro y respeto, pero creo que muchas veces opina desde la intuición y no desde la lectura de las cosas que critica. En La civilización del espectáculo critica al cómic, a la novela gráfica y nunca ha leído una novela gráfica en su vida. Me parece que ahí no la he tenido muy clara, no me parece preciso lo que dice.

Tu libro nos remite a ese capítulo de El pez en el agua sobre el padre de Vargas Llosa, a quien finalmente le debe el haberse hecho escritor. ¿Cómo ha sido en tu caso?
Como dije hay muchas cuestiones que son ficción en mi libro. Es cierto que hay muchas cuestiones de mi padre que me afectaron. He leído El pez en el agua, es uno de los libros que más valoro de Vargas Llosa y estoy seguro que de alguna manera es una inspiración para ciertas partes de este libro, no lo voy a negar. Pero Vargas Llosa nunca buscó la conciliación con su padre y esa es la diferencia, yo la he buscado, no la he encontrado, pero creo que no hay un afán de revancha y lo digo claramente en el libro. Me hubiera gustado, y esto es algo muy personal, que mediante esta ficción haber encontrado esta conciliación, no se pudo pero creo que eso no invalida el libro, por lo menos no invalida lo que pienso de él. No cumplió uno de los motivos por los cuales lo escribí, lamentablemente no fue así.

Ahora estás embarcado en una nueva novela cuyo uno de los temas abordará el origen del fascismo en el Perú. ¿En ella lo autorreferencial también tendrá cabida?
Pequeña novela con cenizas es la primera parte de una trilogía, una trilogía familiar, autorreferencial con ficción; y la segunda parte es un libro un poco más amplio que empieza con la vida de mi abuelo, Carlos Miró Quesada Laos, quien fue director de El Comercio y fue admirador de Mussolini. Él era uno de los representantes más destacados del fascismo en el Perú, y uno de los enemigos más acérrimos del Partido Aprista. En este libro quiero hablar de un periodo que empieza desde 1900, año en que nace él, hasta los años 70 y 80 en que mi madre se casa con mi padre, y hay ciertas cuestiones ahí que se van a hacer reales y otras que se van a mezclar con la ficción, se van a amalgamar hasta ser indiferenciables y es un libro en el que tengo muchísimas ganas de poder escribir, poder trabajar, que me está demandando mucha investigación, no es algo tan sencillo pero es un segundo volumen que me parece que le da mucho sentido al primero.

Justo te iba a preguntar sobre qué ambiciones literarias tienes y no sé si la respuesta ahí está tácita, si acaso es este proyecto de literatura referencial familiar…
Este es para mí un proyecto largo en el que tengo muchísimo interés. Creo que nunca he tenido tanta necesidad de escribir algo como esto. No sé qué haré después porque todavía faltan dos tomos más y seguramente va a ser una cosa que me va a demandar mucho tiempo pero estoy seguro que nunca he tenido tanto interés en escribir nada como esto, eso sí lo tengo bien claro.

 

 

SOBRE LITERATURA PERUANA Y CRÍTICA

José Carlos Yrigoyen tiene actualmente una columna de crítica de libros que aparece los viernes en el diario Perú21, y se ha convertido en un espacio necesario porque ante tantos libros que se publican es necesario para el lector tener una orientación. Yrigoyen antes tenía un blog para comentar poesía que llevaba el sugestivo el título de Poema inútil.

 

Siempre has sido muy crítico con la poesía especialmente. ¿La poesía peruana está en un declive del que no se recupera?
(Piensa) Creo que en los últimos 35 años más o menos estamos viviendo una etapa mucho menos fructífera que aquella que comenzó en los 50 y terminó a mediados de los años 70. Eso sí lo tengo muy claro; eso no significa que no existan escritores y poetas que a mí me parecen muy interesantes y muy valiosos. No hay grandes promociones de poetas, pero sí hay voces independientes que han llegado a tener un nivel superlativo. A mí la poesía en los últimos 15 años me deja muy escéptico en la mayoría de casos, pero hay gente como Roberto Valdivia, quien es un chico que va a cumplir 20 años y ha escrito un libro que está muy bien.

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Estamos en un gran momento. Sé que al decir esto la gente va a comentar “ah es que son sus amigos”. No, no soy amigo de Juan Manuel Robles, por ejemplo. Él ha escrito un libro de excelente nivel. Pienso en Carlos Yushimito, Jeremías Gamboa, en la última novela de Francisco Ángeles que me gustó muchísimo. Acaba de salir un par de antologías de cuentos, de las cuales he leído Selección Peruana, y al leer a Claudia Ulloa, Katya Adaui, Daniel Alarcón, te das cuenta de que tenemos equipo. Por lo general desde hace mucho tenemos equipo y tenemos banca, antes no había eso. Antes teníamos banca nada más y a duras penas. En los últimos cinco años algo ha cambiado y eso me parece que abre las puertas a creer que lo mejor está por venir.

 ¿Los escritores en general en el Perú son muy susceptibles a las críticas?
Cuando uno publica un libro entras a un juego en el que vas a poder recibir reseñas y críticas positivas, y críticas negativas. Con ambas tienes que ser muy deportivo. No me gusta la mala leche, me parece que es lo peor. Alguna vez he caído en eso, he reconocido mi error y he intentado no volver a hacerlo nunca más. Cuando la crítica es negativa, pero objetiva y cuando hay un argumento y tono serio es lo más lícito. Un libro no le va a gustar a todos y menos mal que sea así. No hay nada más sospechoso un libro que tiene consenso. Un libro que tiene consenso, que no desagrada, que no molesta a alguien no merece escribirse.

¿Crees que hay ajustes de cuentas en las críticas que a veces se lee a la persona y no al libro?
Por supuesto que sí. (Piensa) He intentado e intento con la gente que no me llevo bien reconocer cuando ha escrito un buen libro. La mezquindad de destruir un libro por desinterés con el autor me parece lo peor que puede ocurrir.

¿Se deben reseñar solo los buenos libros y no ‘destrozar’ los libros malos?
Yo no destrozo libros porque no me gusta el término. Hay libros que me irritan. El de Umberto Eco (Número cero) me pareció irritante, molesto y mal libro. En un libro en el que, por ejemplo, creo que no expresé bien lo que quise decir fue el de Dante Trujillo. Me parece que Dante tiene todas las armas para ser un muy buen narrador; hay dos cuentos de su libro que están muy bien, el resto no me gustó. Eso no significa que haya querido destrozar el libro, sino que es un primer libro que auspician a un escritor que en próximas entregas va a escribir cosas muy interesantes. Me interesa mucho reseñar libros que están teniendo un buen momento, que están teniendo una circulación, que la gente habla de ellos. No voy a reseñar solamente libros que no conoce nadie para mi propio gusto. Eso me parece que es una responsabilidad con el lector, el crítico no reseña lo que le da la gana.

 

CINCO LIBROS RECOMENDADOS POR JOSÉ CARLOS YRIGOYEN

  1. La muerte del padre, Un hombre enamorado y La isla de la infancia, de Karl Ove Knausgård
  2. Siete paseos por la niebla, de Yeniva Fernández.
  3. Nuevos juguetes de la Guerra Fría, de Juan Manuel Robles
  4. Limónov, de Emmanuele Carrere
  5. Jerome Lindon, de Jean Echenoz