Una mirada a Buenos Aires más allá de los libros

CaminitoBaires
Estas reflexiones son más del viajero que del periodista que, además de la tarea de visitar la Feria del Libro, estuvo en contacto con los porteños y pudo darse un tiempo para conocer algunos de los rincones que hacen de Buenos Aires un gran foco cultural de Latinoamérica y atractivo turístico.
Caminito, una de las zonas más turísticas de Buenos Aires. (Foto: Jaime Cabrera)

Caminito, una de las zonas más turísticas de Buenos Aires. (Foto: Jaime Cabrera)

 

Por Jaime Cabrera Junco
[email protected]

Aunque nueve días no son suficientes para comprender a cabalidad la situación de un país ni mucho menos para analizar la idiosincrasia de su gente, puedo decir que finalizada mi estadía en Buenos Aires me llevo como gran conclusión la actitud que hay en general hacia al libro y al arte. No estoy idealizando, pues si quieren una pincelada real, he visto a muy poca gente leyendo en el ‘subte’, como sí, en cambio, jóvenes y adultos pegados al celular. Sin embargo, retomando lo anterior, la actitud hacia el arte es de cercanía, como si comprar libros fuera una necesidad vital más. Ya lo había escrito en anteriores post, la crisis económica se siente; Buenos Aires es una ciudad cara, pero la tradición del consumo de arte hace que los libros, el cine, el teatro, las artes visuales, no se vean afectadas. Al subir el precio de los alimentos, por ejemplo, el consumidor compra menos cantidad pero siempre lo hará porque no puede renunciar a esos productos.

Muy a su manera, en general los porteños son amables. Pensar en el estereotipo del argentino ególatra o avasallador es precisamente eso, una etiqueta a cuya caricatura han contribuido algunos programas televisivos que saltaron la frontera. Decía que muy a su manera los porteños son amables porque si el forastero se acerca y pregunta te orientan con cordialidad, sin necesidad de que seas alguien importante. Y es que nadie te escanea o te lanza alguna mirada discriminadora por parecer de otro lugar. Ahora, en el ámbito cultural sobre todo, se encuentra una mayor predisposición para conversar, para escuchar y explicar la realidad del país, de la ciudad. En esto último para mí se llevan el sitial de honor mis anfitriones de la casa donde me hospedé: Mónica Dibbern y su esposo, Marcelo Canevari. Encontré el hospedaje en el sitio Airbnb y ellos fueron de gran ayuda para movilizarme por la ciudad, incluso me proporcionaron una tarjeta SUBE para usar el subte y el bus, y han sido muy respetuosos de mi privacidad durante los días que ocupé la habitación acogedora que me brindaron. Además, estuve a solo cinco cuadras de la feria del libro, lo cual resultó más que estratégico. Había seguramente opciones más cómodas, monetariamente hablando, pero la seguridad y el tener grandes anfitriones han suplido largamente cualquier otra ventaja aparente.

MALBAperformerHay una paradoja que me ha quedado dando vueltas en la mente. Es un efecto que podría denominar como de la sábana corta. Y es que en Buenos Aires hay tantísima vida cultural –no solo vinculada a los libros- que hace falta tiempo y dinero para sacarle el jugo. Como el costo de vida es alto se debe trabajar para poder disfrutar de estas actividades, para poder comprar los libros que se desean, pero esto disminuye el tiempo para poder aprovecharlas como se quisiera. Sin embargo, se puede elegir y optar por aquello que dentro de tantas actividades sean las que más despierten el interés. Consideraba esto luego de haber visitado un espacio como el MALBA (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires), un museo muy activo no solo para las exposiciones de artes visuales, sino también con ciclos de cine y seminarios literarios más que interesantes, como uno sobre los clásicos de la literatura rusa a cargo de la escritora Sylvia Iparraguirre. Una pena no tener el tiempo para materialmente disfrutar de todo esto.

La ciudad es muy ordenada, lo cual me hizo pensar en el caos que tenemos en Lima, especialmente en la falta de consideración en todos los sentidos no solo a nivel del tránsito sino también en la vida cotidiana. Definitivamente eso tiene que ver con la educación y en eso llevamos una gran desventaja. Es cierto que en el denominado Gran Buenos Aires, es decir en la periferia, hay zonas peligrosas desde donde se focalizan las noticias policiales que se ven en los noticieros sensacionalistas de la televisión. Y hablando de televisión, es verdad que esta, sobre todo la privada, tiene los mismos vicios de la caja boba peruana: programas de chismes, mucho amarillismo en los noticieros, una predilección por los realities, como El Gran Hermano que estrenó una nueva versión. Sin embargo, la Televisión Pública Argentina está haciendo algo digno de admiración: están transmitiendo una serie basada en las novelas Los siete locos y Los lanzallamas, del escritor Roberto Arlt. Hasta ahí todo suena muy bien, pero aún hay más. La adaptación televisiva la hizo nada menos que otro grande, Ricardo Piglia. La serie tiene 30 capítulos y se emite de martes a viernes a las 22:30 horas. Un horario que nadie podrá decir que es el peor, y que muestra que se pueden hacer series con todos los componentes de estos tiempos. Como si no bastara esto, la serie la van colgando completa en YouTube. Me preguntaba si acaso TV Perú podría hacer lo mismo.

En cuanto a atractivos turísticos, la arquitectura de la ciudad, sus bares, cafés y espacios culturales son de interés en sí mismos, pero probablemente para el turista convencional que prefiera lo típico allí tiene a Caminito que sinceramente me pareció muy impostado y artificial. También el estadio y museo del club Boca Juniors, que conjuga el fanatismo futbolero con una recopilación de material histórico y memorabilia que trasciende lo meramente deportivo. No me iba a perdonar si esta vez no visitaba la famosa Bombonera.

Recorrí en el bus turístico algunos puntos de la ciudad y me quedó corto el día, pues me hubiera gustado visitar el cementerio de Recoleta o hacer una ruta Borges o visitar el Parque Lezama, donde inicia la novela Sobre héroes y tumbas, de Ernesto Sabato. Lo bueno es que pude aprovechar el viaje para hacer lo que concierne a esta página: notas relacionadas sobre el libro, muchos videos, difusión de fotos por Facebook y Twitter. Es decir, periodismo. Por todo esto, la experiencia ha sido positiva.

 

 

Jaime Cabrera Junco (Lima, 1979). Periodista cultural y director de Lee por gusto. Ha trabajado en los diarios Expreso, El Comercio y Perú21, y fue en este último medio donde la página comenzó como un blog. Ha sido docente de cursos de periodismo digital en la Universidad de San Martín de Porres. Actualmente es jefe del Equipo de Promoción Literaria de la Casa de la Literatura Peruana.

 



No hay comentarios

Añadir más