¿Por qué seguimos haciendo periodismo cultural?

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Breves reflexiones a partir de un trabajo que se hace por gusto y sobre todo cuando en la gran prensa los espacios para los libros, especialmente de literatura, son mínimos.

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Por Jaime Cabrera Junco*

Es un domingo por la mañana, acuso cansancio. En un momento de apatía pienso “¿por qué hago todo esto? ¿No sería mejor hacer otra cosa como por ejemplo salir y pasar un domingo fuera de Lima?” No es una queja pública, por cierto, pero quién no se cansa incluso de hacer lo que más le agrada y a mí me gusta mucho este trabajo –un hobby en realidad- aunque lo hago cada vez de manera más ajustada porque desde hace un año asumí como jefe de prensa de la Casa de la Literatura Peruana y allí había –y aún hay- mucho por hacer.

Últimamente recibo muchos libros y propuestas para entrevistas, muchas de ellas las hacen directamente los mismos autores, sea a través de Facebook o escribiendo al correo electrónico. Es difícil atender a todas las solicitudes y confieso que en la mayoría de casos me he quedado con los libros sin poder echarle una ojeada y luego les he perdido el rastro, pues han ido a parar en algún rincón de mi biblioteca. Últimamente opté, para evitar que esto se repita, proponerles a los autores que compartan algunos fragmentos de sus libros en una suerte de degustación literaria para los lectores de esta página. La mayoría de ellos acepta de buena gana esta fórmula, aunque tengo mis dudas de que sea lo suficientemente persuasiva a diferencia de una crítica o reseña un poco más explicativa sobre la obra en cuestión.

El caso es que últimamente se publican muchos libros en Lima, ciudad donde llega el radio de acción de esta página, y si contáramos a otras ciudades muy activas literariamente como Arequipa, Huancayo o Cusco la producción crecería notablemente. ¿Pero por qué se publica tanto si no hay suficiente tiempo para leer? ¿No sería mejor que alguien nos diga “lee mejor esto”, es decir, alguien quien separe la paja del trigo? En nuestro medio es complicado, pues las reseñas o críticas muchas veces funcionan en una triangulación: yo hablo bien de ti, tú hablas bien de mí, nuestra ‘mancha’ habla bien de todos nosotros. A veces pienso que tengo suerte de no pertenecer a ningún bando, es decir, no ser íntimo de los escritores, lo cual ayuda a mantener una respetable distancia, como dice el vals. Cuando a muchos de ellos los encuentro en la calle no me reconocen y pienso nuevamente que eso es bueno, pues no me condiciona a nada aunque sé que algunas veces he tenido que escribirles o llamarles por teléfono para consultarles sobre una posible participación en un evento y les he tenido que recordar que alguna vez los entrevisté.

La conclusión a la que llegué, una vez superado ese instante de apatía, es que todo esto que hago en la página: las entrevistas a escritores, crónicas, reportajes, viajes a algunas ferias del libro, etc., lo hago no solo porque quiero sino porque creo que yo soy el que más gana y aprende con esto. No pienso necesariamente en que le hago un bien a la sociedad o por una fijación en que todos lean. No. Solo se trata de armar una web a la medida, un sitio que uno quisiera encontrar distinta información sobre obras y autores. Es cierto que el video y las redes sociales han sido una estrategia importante para que Lee por gusto tenga cierta llegada –incluso a otros países-, pero no puedo decir que esté totalmente satisfecho, pues quisiera poder hacer mucho más aunque recalco, esto es un hobby que hago por amor al arte, que no genera ninguna ganancia monetaria aunque es un aprendizaje literario y periodístico continuo. ¿Hasta cuándo seguiré con esto? ¿Hay acaso planes para que la página pueda volverse un negocio? Sí, los hay, pero tampoco es que esté pensando en hacerme millonario, sin embargo sería fabuloso dedicarse a esto. Por ahora es un pasatiempo en el que todos mis domingos, mientras no tenga hijos o familia propia podrá seguir adelante algunas semanas más, quizás meses o años.

 

 

*Llamarme “director” a veces me da risa. Digamos editor o cuasi factótum de Lee porgusto, página que empezó a difundirse como blog en Perú21.pe desde el 22 de noviembre de 2010 y salió de circulación, censura de por medio, el 21 de agosto de 2013. Ahora es una web literaria que tiene algunos colaboradores permanentes y otros ocasionales.

 



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