“La sangre de la aurora”, una historia violenta narrada por tres mujeres

ClaudiaSalazarLaSangreDestacada

Una noticia importante en estos días fue el Premio de las Américas otorgado a la escritora peruana Claudia Salazar Jiménez por su novela La sangre de la aurora. En Lee por gusto compartimos las primeras líneas de esta obra ambientada en los años de violencia interna.

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Claudia Salazar en una lectura de su premiada novela. Foto tomada de: claudiasalazarjimenez.wordpress.com

 

Una novela ambientada en el Perú de los años de la violencia interna vuelve a recibir un galardón internacional. Esta vez se trata de La sangre de la aurora, de la escritora Claudia Salazar Jiménez, quien narra una historia desde tres puntos de vista: una senderista, una comunera ayacuchana y una fotorreportera limeña.

«Hay mucha producción literaria en torno a ese momento, pero quise aportar el ángulo femenino sobre aquel conflicto armado. No es novedad que la visión de las mujeres quede relegada, pero en la tradición literaria peruana es aún más evidente”, señaló Salazar al recibir el Premio de las Américas en Puerto Rico.

Compartimos con ustedes las primeras líneas de esta novela editada en 2013 por la dinámica editorial Animal de Invierno.

 

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“Cualquiera que conozca algo de historia sabe que los grandes cambios sociales son imposibles sin el fermento femenino”.
MARX

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apagón total oscuridad ¿dónde fue? en todas partes ¿de dónde vino? torres tensas altas cayeron arrodilladas bombas explotar todo arrasar volar reventar ¿estabas con el grupo? cocinando en mi casita esperando mi esposo apagón pasando a máquina las actas de la reunión apagón revelando unas fotos apagón conseguir velas no me alcanza seis páginas dos torres las afueras de la capital ¿qué dijiste? usted no puede firmar camarada oscuridad excluido de la historia someterse o reventar bomba ¿supiste lo que hicieron? uy limpio me dejaste el plato sonrisa sin velas come tres torres dicen ahora más horas más torres ¿cuándo volverá la luz? velas prende la radio no encuentro los fósforos tres velas sin fósforos saca chispas de las piedras mentira bomba tenemos un generador eléctrico ir al epicentro donde está pasando lo que no vemos bomba contar lo que está pasando al otro lado de las torres ver ¿dónde estaba cada una de ellas tres? apagón.

 

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Me trajeron a esta cárcel de la capital poco antes de que cayera la cúpula. Casi siempre me traen a esta sala para que me interrogue el comandante Romero. Todo es blanco. Más blanco que hospital. Tres sillas. La mesa con la cubierta de melanina blanca. Las paredes son blancas también. Van a ser ya dos semanas desde que supe que los capturaron. ¿Qué le habrán hecho a camarada Líder? Perros de mierda, si lo tocan se van a morir todos, uno por uno van a caer.

El único sonido es el que viene del reloj. Romero no llega. Hace un poco de frío en este cuarto tan blanco. Tan distinto de ese arenal donde comencé mi labor social. Recuerdo en especial un día que el solo nos puso a prueba. Insoportable. Infernal. Así era el calor en esa larga extensión de arena poblada por una marejada humana. Llegué acompañada del ingeniero que coordinaba las obras y de Fernanda, la asistenta social. Llevaba también a mi hija de cuatro años. Pensaba que hacerle compartir juegos con esos niños que poco o nada tienen, sería una buena manera de sensibilizarla.

El arenal se desplegaba inmenso como un hirviente manto amarillo. El calo me sofocaba y sentía el sudor de la manito de mi hija en la mía. Una de las encargadas del comité de viviendas me ofreció un vaso de agua para calmar la sed de mi pequeña. El agua se vendía a precio de oro en camiones que iban apenas una vez por semana. Ese vaso que mi hija acababa de terminar, significaba menos agua para uno de estos niños.

LaSangrePost2La dejé más tranquila con las otras criaturas y me reuní con los pobladores para discutir los proyectos pendientes. Necesitaban una red de agua potable, desagüe y alumbrado público que cubriera al menos diez calles. También habían solicitado al municipio una posta médica con servicios básicos y la construcción de una escuela. La educación es primordial para romper el esquema de desigualdades en que está fundada la organización social, sin ella las posibilidades de cambio ¡¡¡Mami!!! Son prácticamente nulas. Mis años de experiencia como pedagoga me dan la autoridad para afirmar ¡¡¡Mamiiiiiiii!!! que sin el adecuado nivel de ¡Señora Marcela, es su hija!

Corrí rápidamente hasta donde jugaban los niños. Vi a mi hija petrificada en medio del arenal, sus piernecitas temblaban de susto, casi sin respirar, hipando y con el rostro empapado de lágrimas. Había caído en un lugar donde la arena se mezclaba con tierra muerta y era difícil de mantenerse de pie. Cuando me vio, estiró sus bracitos hacia mí y lanzó un grito potente y desesperado ¡Mamita, aquí no hay piso, cárgame!

La levanté y la apreté contra mi pecho. Ella se estrujó contra mí. Su pequeño corazón batía rápido, tan rápido como un pajarito asustado. Limpié su carita del sudor y de las lágrimas. Le acaricié la cabeza y retiré la arena que se había metido entre sus cabellos. Tranquilízate que aquí estoy contigo, nada malo te va a pasar, le dije. Pasé mi mano por sus sienes en un movimiento que siempre la relajaba. Se tranquilizó poco a poco. Los niños se aglomeraron a nuestro alrededor, en ese arenal perdido, sin zapatos, las ropas desgastadas, los pies sobre la arena caliente, poquísima agua y sin quejarse. Para ellos realmente no había piso. No se podía perder el tiempo en tonterías cuando había tanto que hacer. Ya deja de llorar, nosotras somos valientes.

-Profesora, ¿cómo está? – me dice el comandante Romero entrando intempestivamente. Siempre me llama así. Le sigo la corriente para ver si me deja saber más de nuestro líder, creo que en sus manos puede estar nuestro futuro.

-Buenos días, comandante. Aquí estoy, lista para que hablemos, pues –Romero se acomoda en la silla frente a mí. Sonríe. Sólo me quedan dos armas: mi paciencia y mi silencio.

-Profesora, en estos días he tenido el placer de ir conociéndola y veo que es usted muy persistente, tenaz, perseverante. Una roca –Romero se acomoda en el asiento como si quisiera decir algo en tono confidencial. Se inclina un poco sobre mí y me dice, casi susurrando-: Por eso usted tenía acceso al Comité Permanente, ¿verdad?

 

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Tomar decisiones en coyuntura de guerra era la labor que les correspondía sin sombra de dudas. Nuestra correcta y única línea ideológica decidía. Camarada Líder, camarada número Dos y camarada número Tres: trinidad perfecta. Camarada Líder, es el Uno, pensamiento guía de nuestra revolución. Camarada Dos, fue ella quien me insertó en el partido. Camarada Tres, era la encargada de la organización logística. Tres. Número perfecto y sagrado. Círculo cerrado. El Comité Permanente. Clandestinidad organizadora en el epicentro.

ClaudiaSalazarPost3La revolución no podía tomar más tiempo, quedarse esperando reacciones es lo que el Estado quiere. Sustituir una clase por otra, un número por otro. La idea gobierna, pero ya lo dijo Mao: “El poder nace del fusil”. Nuestro brazo militar, camarada Felipe, era un potro agitado listo para el combate. Él nos dijo que en algunas comunidades campesinas reaccionaron muy mal ante la doctrina revolucionaria. Se le hacía difícil al pueblo aceptar la revolución, pero confiábamos en que entenderían y tendrían que asimilar el pensamiento guía. Hubo enfrentamientos y algunos camaradas cayeron, lo que propició que la policía se envalentonara en zonas primordiales para nuestro avance. Recuerdo que en esa reunión, camarada Felipe le enseñó a camarada Tres, uno de los FAL que habíamos conseguido.

-De aquí viene el poder, camarada, siéntelo.

Hacía tiempo que ella no cargaba uno, ahora se enfocaba en lo político, en el pensamiento, en lo que perdura cuando las armas ya han caído. No le pesaba tanto, pero su solidez se le afianzaba en el brazo. Con un movimiento veloz, lo descargó y volvió a cargarlo. Luego, como si se incomodara súbitamente, le devolvió el fusil a camarada Felipe. El Líder se dispuso a hablar frente a los mandos convocados para inaugurar la reunión. Camaradas, establecido debe quedar esto desde el principio: el partido manda al fusil y jamás permitiremos lo contrario. Ahora bien, la masa necesita ser educada en el crisol de la ideología marxista-leninista-maoísta. El ejército revolucionario tiene que movilizar a las masas. Acciones contundentes se requieren para dar el salto cualitativo de importancia decisiva para el partido y la revolución. Pasar de las masas campesinas desorganizadas a masas militarmente organizadas. Camarada Líder se detuvo para observar reacciones. Ni un solo murmullo. Silencio venerable frente a sus palabras. Camarada Dos mantiene mirada en blanco. Ella siempre rígida, vertical, alineada con la pared de la que cuelga el afiche de Mao guiando a su pueblo bajo el sol rojo en perpetuo avance y transformación. Nueva aurora floreciente. Camarada Líder continuó trazando plan ideológico. Camarada Felipe se encargará esta vez de los detalles tácticos, ver cómo la acción debe ejecutarse. El lugar ya estaba decidido. El potro se siente liberado, empuña la FAL con más fuerza, las venas de sus manos casi saltan.

Objetivo: privar al enemigo de su indigna superioridad e iniciativa, empujarlo a la inferioridad y pasividad. Que las acciones hablen. O están con nosotros en nuestra contra. Arrasar. Comenzamos a derrumbar los muros y desplegar la Aurora. Acción contundente. Esto no se lo esperan. Camarada Líder pronunció el nombre del pueblo: Lucanamarca.

-Lucanamarca –repitió la número Tres alzando su voz casi como un grito y el puño en alto. Camarada Dos me mira con zozobra, había perdido segundos para reaccionar, así que levantó también el puño haciendo eco de la decisión única.

-Lucanamarca.

 

 

 



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