Lo que dejó la Feria del Libro de Lima en su edición 2014

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Presentamos un resumen de nuestras impresiones de este evento cultural que cumplió su edición 19. Hay mucho por hacer y mejorar aunque creemos que el balance es positivo.

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Por Jaime Cabrera Junco

Culminó una edición más de la Feria Internacional del Libro de Lima y el balance general es positivo –a pesar de las deficiencias que tuvo-, pues la nueva directiva de la Cámara Peruana del Libro inició algunas acciones para superar a las anteriores versiones de este evento que se realizó del 18 de julio al 3 de agosto en el Parque de los Próceres de Jesús María.

A pesar del poco tiempo que lleva al frente de este gremio de editores y libreros, la nueva directiva encabezada por Germán Coronado pudo enfrentar el compromiso de sus antecesores como fue la de tener a la región chilena de Antofagasta como invitada de este año, lo cual –a excepción de la presencia de Antonio Skármeta- pasó lamentablemente desapercibida. Esperemos que el próximo año, con Francia como país invitado de honor, la situación cambie rotundamente y, además de los nombres -¿vendrá Emmanuel Carrère?-, pueda contarse con un programa que nos lleve a conocer más sobre la producción literaria francesa contemporánea.

En cuanto a escritores invitados resaltaron dos presencias: Javier Cercas y Susan Orlean, quienes de lejos fueron los que dieron algo de brillo a la feria. El público pudo escuchar a ambos en más de una oportunidad y conocerlos, pues la mayoría de visitantes no los identificaba. Si hacemos una comparación, hace un año solo se hablaba de que el libro más vendido era el del cantante Pedro Suárez-Vértiz, pero esta vez muy pocos se exaltaron cuando hubo otras figuras de ‘la civilización del espectáculo’ como La Tigresa del Oriente, Gisela Valcárcel, Wendy Sulca y otros más que presentaron sus respectivos libros. No nos engañemos, la feria tiene una finalidad principalmente comercial, pero tampoco hay que exagerar.

A continuación presentamos algunas observaciones que resumen lo que percibimos de la feria.

 

LO BUENO

La distribución de la feria ha mejorado. Las áreas para transitar fueron más amplias aunque en los últimos dos días era imposible hacerlo con comodidad. En la plazuela central, denominada Mario Vargas Llosa, había sillones para que el público pueda estar más cómodo.

Como ya lo dijimos, la presencia del escritor español Javier Cercas y de la cronista y narradora estadounidense Susan Orlean. El primero presentó su novela Las leyes de la frontera, y esta última tuvo una entretenida charla sobre crónicas con Julio Villanueva Chang.

En lo que a nosotros concierne, el equipo de prensa comandado por Carina Moreno que estuvo siempre muy atento y nos dio todas las facilidades a los periodistas que cubrimos la feria, especialmente al momento de coordinar las maratónicas sesiones de entrevistas. Resalto también la amabilidad y ayuda de los integrantes de su equipo: José Japa y Miguel Ángel Vallejo.

 

LO MALO

OceanoFILPost2014La ubicación de los auditorios. Si bien se mejoró el diseño y áreas de tránsito, la disposición de las salas de conferencia fue un desastre, sobre todo en el caso de la Blanca Varela y Clorinda Matto de Turner que estaban ubicadas una al lado de la otra y frente al auditorio César Vallejo, el más grande de la feria. Por otro lado, la sala José María Arguedas estuvo ubicada al lado del auditorio infantil y cerca a un restaurante. El ruido de los autos, de las voces en las otras salas por momentos fue insoportable. El momento ‘épico’ fue cuando Javier Cercas exponía en el auditorio Vallejo y un vehículo había puesto a todo volumen su radio. El español se lo tomó a broma al escuchar una bullanguera salsa, y su interlocutor de ese momento, Jeremías Gamboa, solo atinó a decirle el ya clásico “estamos en el Perú”.

El precio de la entrada a 5 soles. Todavía la feria no es lo suficientemente atractiva para que tenga este costo. Conversando con varias personas, éstas nos decían que habían planeado asistir solo una o dos veces a la feria, pues en cuatro visitas prácticamente sumaban el costo de un libro.

 

LO QUE DEBERÍA CAMBIAR

Está bien que se quiera guardar lo mejor para los últimos días, pero los verdaderos ‘precios de feria’ no solo deberían aplicarse cuando esta ya va a terminar. El sábado y domingo últimos las ofertas eran tentadoras y recién los 5 soles de entrada estuvieron bien pagados. Como dijo alguien por allí, “para la próxima mejor vamos los dos últimos días”.

El programa de la feria debería estar mejor estructurado y debería haber un balance entre las presentaciones de nuevas publicaciones con los temas de debate en las distintas mesas redondas. Es cierto que hubo algunas de mucho interés, por ejemplo aquella en la que participó Fernando Ampuero sobre la novela negra en el Perú y también aquella en la que se habló sobre la obra de Allen Gingsberg. Los homenajes a los escritores, salvo el de la poeta Carmen Ollé, no estuvieron a la altura.

Nuevamente lo diremos, pero es importante insistir en ello. Es necesario trabajar en buscar un lugar apropiado para la feria. ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Con quién? Son grandes preguntas, pero cualquier feria del libro que se respete no puede realizarse en las condiciones en que se realiza la nuestra (a eso súmenle lo de los servicios higiénicos portátiles). En un post anterior proponíamos un acercamiento con la Feria del Hogar, pero es cierto que de la palabra escrita al hecho hay mucha distancia. Queda mucho por hacer y esperamos que la feria crezca porque así todos salimos ganando.

 

LAS CIFRAS DE LA FERIA

La Cámara Peruana del Libro informó, al cierre de la 19 edición de la FIL, que habían recibido en total 448,700 visitantes, superando en 18 mil personas a la cifra del año pasado. Además, en ventas se recaudó más de 10 millones y medio de nuevos soles, superando también a la edición anterior.

Los libros más vendidos en ficción fueron las novelas El mundo de afuera, del colombiano Jorge Franco, y Maldita ternura, de Beto Ortiz. Le siguieron las novelas Contarlo todo, de Jeremías Gamboa; Gaijin, de Augusto Higa, y El anticuario, de Gustavo Faverón.

 

 



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