Feria del Libro de Bogotá: una síntesis del Perú en tres mil metros cuadrados

Si bien este evento es principalmente editorial y tradicionalmente literario, el pabellón del Perú en la FILBO ha procurado ofrecer una mirada global de las manifestaciones culturales del país que este año es el invitado de honor. Aquí nuestras impresiones tras recorrer esta área de exposiciones.

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Por Jaime Cabrera Junco, desde Bogotá

El clima de Bogotá es impredecible. No se sabe si lloverá, si de pronto saldrá el sol o si tendremos un día nublado. Lo cierto es que tan importante como portar el documento de identidad es llevar siempre un paraguas. El cielo bogotano muestra un conjunto de densas nubes que se despejan de cuando en cuando y de un blanco humo se torna azulino como en cualquier región andina.

Decía en un anterior artículo que los bogotanos –especialmente periodistas y gente vinculada al quehacer cultural- comentaban que el Perú se había tomado en serio lo de ser el país invitado de esta edición de la Feria del Libro de Bogotá (FILBO) y el pabellón que ocupa felizmente no ha desentonado con tan alta expectativa. Es más, el temor principal que tenía de ver esta zona tomada por cebiches, lomos saltados, arroces chaufas y demás manjares –muy cotizados aquí por cierto-, no se produjo y se optó por colocar un patio de comidas en los exteriores del pabellón. Felizmente porque el lema de la feria “El Perú en boca de todos” parecía un guiño a nuestra ultramarqueteada gastronomía.

 

EL RECORRIDO

El pabellón número 4 que ocupa el Perú tiene un área de 3 mil metros cuadrados aproximadamente y ha intentado ofrecer una síntesis de las manifestaciones culturales de nuestro país. “Una maravilla en cada página” se lee en la fachada de esta zona que el ingreso presenta una exhibición fotográfica titulada Mírame Lima, un proyecto a cargo de Morgana Vargas Llosa y Jaime Travezán. Las imágenes nos muestran a limeños en su ámbito cotidiano: el vendedor de frutas, los emprendedores del emporio textil de Gamarra, el policía junto a su familia, los choferes y cobradores de custer y más. Las fotografías para mi gusto han sido sobreproducidas y parecen realizadas para un comercial. Los colombianos las observan maravillados y para mis adentros pensaba en la visión distorsionada que estaban teniendo de nuestros limeños de a pie. En fin, lo cierto es que esta muestra no pasa desapercibida para los visitantes.

PostFERIA2LEEAsimismo, encontramos una línea de tiempo de la literatura peruana en una de las paredes del pabellón, la cual parte desde el mito de los Hermanos Ayar pasando por el Inca Garcilaso de la Vega, Ricardo Palma, José Carlos Mariátegui, Mario Vargas Llosa y nuestra producción literaria contemporánea. El diseño es amigable, pero solo los muy interesados se dan el trabajo de leer con calma la información. Las imágenes suelen valer más que mil palabras, pero hacer esto era necesario para contextualizar nuestra literatura para el lector colombiano que conoce básicamente al autor de La ciudad y los perros y con suerte a otros autores contemporáneos como Santiago Roncagliolo.

También encontramos una zona de artesanías de la muestra Ruraq Maki (Hecho a mano), en el que se ofrecen retablos, cerámicas, telares como como gorros, bufandas, etcétera. Por su diversidad de colores  y formas los retablos ayacuchanos son los que más llaman la atención, incluso el público les toma fotografías luego de observar maravillados el trabajo minucioso de los artesanos. Contiguo a esta área tenemos la muestra fotográfica del Qhapaq Ñan (Camino Inca), que gracias a su colorido y calidad de imágenes han sido elogiadas por los visitantes que incluso se toman selfies teniendo como escenario las edificaciones incas. Contiguo a esta zona hay un auditorio para actividades infantiles –cuentacuentos y teatro- así como un auditorio para presentaciones de libros y conversatorios como el que tuvo el escritor Fernando Ampuero, a quien la editorial PEISA le acaba de publicar un recopilatorio de sus artículos periodísticos.

Además, hay una zona de librería en el que se exhiben y comercializan textos de literatura, ensayo, historia, gastronomía y demás géneros. Según el jefe de la Dirección del Libro del Ministerio de Cultura, Pedro Villa, se han traído desde el Perú alrededor de 20 mil textos y han participado aproximadamente 80 editoriales en esta muestra que es una vitrina sobre todo para las independientes. Dentro de esta librería hay algunos módulos con audífonos blancos en el que se escuchan fragmentos de melodías de las distintas regiones del Perú. Así, encontramos ritmos negros, amazónicos y andinos.

PostPERU2Volviendo a lo literario, encontramos una exposición fotográfica en homenaje al fallecido poeta peruano Antonio Cisneros, quien no solo es conocido aquí sino que tuvo grandes amigos como el vate colombiano Juan Manuel Roca, quien en la visita que realizamos el año pasado nos contó que intercambiaron mensajes por correo electrónico días antes de que este falleciera el 6 de octubre de 2012. Las imágenes son aquellas que se exhibieron aquel año en el Centro Cultural Inca Garcilaso de la Vega con la colaboración de su familia y del archivo fotográfico de la revista Caretas.

El cierre del pabellón tiene aroma a pisco, pues se ha colocado una barra en la que barmans preparan al instante pisco sours en todas sus variedades y otros licores. Los bogotanos se rinden ante estos elíxires e incluso uno felicitó al barman por preparar “esto tan sabroso”. Ya en el exterior del pabellón se ubica el patio de comidas en el que se ofrecen los platos típicos de nuestra elogiadísima gastronomía. Con todo esto, sí, efectivamente el Perú termina por estar en boca de todos.

 

Vea aquí el video de nuestro recorrido por el pabellón del Perú

 

OTRA MIRADA

Finalmente, no quiero dejar pasar la oportunidad para destacar algunos aspectos de esta feria que bien tendrían que ser tomadas en cuenta por el Perú si quiere dejar la medianía en eventos como este.

Primer aspecto a tomar en cuenta: el espacio. Es necesario tener un área exclusiva para el desarrollo de una feria del libro o cualquier otra. Antes lo fue la Feria del Pacífico y ahora debería buscarse un espacio similar. Ya que resucitará la Feria del Hogar podría coordinarse con su directora, Michele Lettersten, para llegar un acuerdo.

Otro aspecto: el orden y la seguridad. Si bien el recinto de la Feria del Libro de Bogotá es muy grande –casi cinco veces más que la de Lima-, el despliegue de seguridad aquí es amplio. Hay policías y seguridad privada en todos los accesos y aunque siempre previenen a los visitantes a no confiarse, por ahora todo marcha sin sobresaltos.

El área de prensa aquí es, efectivamente, una sala. Con algunas laptops a disposición de los periodistas o con espacios para quienes han traído la propia. Además hay conexión vía WiFi gracias a que una compañía de telefonía auspicia el evento. ¿Claro o Movistar podrían hacer lo propio en Lima?

 

 



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