Narradores peruanos de los ochenta, antología de Roberto Reyes Tarazona

El Fondo Editorial de la Universidad Ricardo Palma publicó a fines del año pasado este libro que reúne relatos de 18 autores que empezaron su producción narrativa en los años de la guerra interna que golpeó al Perú. El resultado de la antología es interesante.


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Por Jaime Cabrera Junco


Trabajo arriesgado y, a veces, odiado, el de hacer antologías. Escoger entre un universo de autores para luego decir «estos son», suele suscitar elogios y críticas a la vez. Consciente de todo esto, el narrador y crítico literario Roberto Reyes Tarazona (Lima, 1947) ha publicado recientemente la antología de cuentos Narradores peruanos de los ochenta. Mitos, violencia y desencanto (Fondo Editorial de la Universidad Ricardo Palma, 2012), libro que el autor nos ha hecho llegar y del que a continuación me ocuparé. 

En el prólogo, el antologador explica el criterio que ha seguido para la selección de los 18 autores elegidos. El primer punto, señala, fue el año de nacimiento. Es decir, los escritores que forman parte de este libro han nacido a partir de 1950. Otro aspecto ha sido el año de publicación. Estos narradores -entre los que hay dos mujeres- empezaron a publicar a partir de la década de 1980. En esos años, como bien sabemos, el país empezó a sufrir los efectos de la llamada ‘lucha armada’ de Sendero Luminoso y del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru. Particularmente, este hecho -refiere Reyes Tarazona- provocó confusión o un prematuro escepticismo en los más jóvenes. 

Según reconoce el propio autor, la delimitación es una de las partes más difíciles y menos gratas, ya que siempre se va a tener que obviar a autores, pero no por razones de calidad literaria. «Entonces, no pienso en autores sino en ideas que podrían servir para selecciones de otras etapas. De hecho, en el prólogo prácticamente señalo lo que podría ser una antología de los setenta», nos dice Roberto Reyes en una comunicación por correo electrónico.

Volviendo al libro, el lector podrá encontrar escritores que abordan en sus relatos algún aspecto vinculado directamente con la violencia política. Tal es el caso de Como cuando estábamos vivos, del escritor cusqueño Luis Nieto Degregori; o también de Ñakay Pacha (El tiempo del dolor), de Dante Castro. Hay otros relatos que se refieren tangencialmente a este aspecto de nuestra historia, pero en los que se transmite otra forma de violencia, como Hueso duro, de Cronwell Jara; El tiempo y el viento, de Julián Pérez. 

Por otro lado, encontramos a grupo de autores que -en palabras de Reyes Tarazona- son más intimistas en sus temáticas y exploraciones narrativas. Ese es el caso, por ejemplo, de Guillermo Niño de Guzmán, Alonso Cueto -que presenta a mi criterio el mejor cuento de la antología titulado La distancia-, Carlos Schawlb, Fernando Iwasaki -con el relato El tiempo del mito-, Jorge Valenzuela y Pilar Dughi. En estos textos la intriga, la tensión se alterna con el humor, como en el caso de Iwasaki o en relato de Rafael Moreno Casarrubios titulado Amalia en la casa del aburrimiento.

Leído como conjunto este libro es interesante porque nos permite observar no solo distintos puntos de vista -o maneras de aprehender la realidad- sino que incluso geográficamente nos hace transitar imaginariamente por la costa de Piura, la serranía o la urbe costeña. A ello sumémosle la inclusión del cuento del escritor nacido en China Siu Kam Wen, que nos devela el mundo interior de los inmigrantes chinos en nuestro país. El resultado de esta antología es interesante y vale la pena leer los relatos para conocer las preocupaciones y demonios de los escritores que empezaron a publicar en los ochenta.






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