Rescate 9: «Playa Ballena» de Carlos Calderón Fajardo (2008)

Cerramos esta primera etapa de El Rescate, sección creada gracias a la iniciativa del escritor Francisco Ángeles, con un cuento de Carlos Calderón Fajardo incluido en el libro Playas. Se trata de un relato ambientado en Paita y que surgió de una historia que dio origen a Moby Dick.

 
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Por Francisco Ángeles*
 
Tremendo placer terminar esta primera etapa de El Rescate con un cuento de Carlos Calderón Fajardo; lo digo como si fuese coincidencia, como si otra persona hubiera establecido el orden, cuando en realidad yo lo elegí así: cerrar no solo el año, sino también esta primera etapa de El Rescate, con un cuento de CCF, el senior del grupo de escritores que generosamente y con gran entusiasmo aceptaron participar en este primer grupo que hoy cerramos. Aunque mi intención inicial fue volver a poner en tribuna cuentos peruanos del siglo XXI, independientemente de la edad o trayectoria del autor, casi sin darme cuenta, al planear una lista inicial me fui decantando inconscientemente hacia escritores que debutaron durante la década pasada. Y por eso, a pesar de que hay una larga lista de «nuevos» que también me gustaría incluir (Karina Pacheco, Alejandro Neyra, Juan José Sandoval, Luis Hernán Castañeda, Sophie Canal, Daniel Soria, largo etcétera), la ausencia de otros escritores de trayectoria es un error que debo corregir en la siguiente etapa, en unos meses, cuando la desaparición del sol apoye la sensata decisión de volver a clavar los ojos en textos literarios. Y todo esto para decir que Calderón Fajardo, en cierto sentido, a pesar de su obra previa, es un autor, si no nuevo, si no un escritor realmente de la primera década del siglo XXI, al menos alguien que claramente se ha revitalizado en este lapso de tiempo: libros que salen sin parar, uno tras otro, en distintos registros, picos muy altos, difusión mucho mayor. La gloria, me gustaría decir, la gloria literaria (que en el fondo no es otra que conseguir lectores), al menos dentro de los parámetros reservados a un escritor de culto, alcanzó a CCF en estos últimos años, y por eso es el único escritor de larga trayectoria que he considerado.
 
Y entonces, no por coincidencia, el tema de la gloria literaria es central para Playa Ballena, cuento que aquí presento, y que forma parte de esa pequeña obra maestra que es la colección de cuentos Playas, libro que, para evitar criterios que de tan rotundos pueden resultar injustos, mencionaría como uno de los tres o cuatro mejores libros peruanos de la década pasada. He escrito antes sobre Playas, y quiero retomar una de las ideas que esa vez anterior desarrollé y que, creo, sirven como marco general para acercarse al conjunto: la mayor parte de textos que lo componen (por momentos difícil decir «cuentos», y esta ambivalencia es, por supuesto, mucho más una virtud que un defecto) intervienen sobre el esquema policial. Aunque no hay muertos, al menos no muertos producto de un crimen que se deba resolver, lo que encontramos en ellos es una especie de investigación, no necesariamente judicial, ni tampoco académica ni literaria, sino una investigación, diríamos, vital, que va dirigida a develar un secreto. Un secreto que no revela culpables, ni en el sentido judicial ni el moral, sino que pone al descubierto una verdad que, en última instancia, encierra el sentido de una vida
 
En Playa Ballena ese secreto está vinculado al descubrimiento de una verdad íntima, personal, que le da sentido a la vida, como si detrás de toda existencia, de toda biografía, hubiera un núcleo oculto que, una vez puesto a la luz, fuera capaz de iluminar, en retrospectiva, el pasado. A través de la intensa historia de dos amigos escritores de distinto destino, Playa Ballena es como la miniatura de una historia compleja que desde su aparente sencillez aborda grandes temas, la vejez, el fracaso, la muerte, y a través de ellos el cuestionamiento de lo que realmente implican tanto el éxito como el fracaso en la vida de una persona. Calderón Fajardo, en cuatro páginas, alcanza lo que otros escritores no consiguen en una obra completa: la limpia contemplación, cargada de una especial sabiduría, de una realidad de la que finalmente es posible comprender en toda su magnitud la complejidad del hecho de estar vivo. Pero también es posible captar su artificialidad, sus innecesarios oropeles que, una vez se consigue volver a la naturaleza, a la sencillez de la buena compañía y el cántico alegre, celebratorio, al compás de una guitarra, se revelan finalmente inútiles. Como para empezar un nuevo año con renovada fe en la literatura (y no solo en la literatura). 
 
 
 
LA PALABRA DEL AUTOR:
 
El cuento Playa ballena tuvo su origen en el 97 o 98, cuando hacía investigaciones para mi novela de tema marítimo La conquista de la plenitud, que publicó la UNI en el año 2000. En esa tarea descubrí una historia que me fascinó y sobre la cual pensé escribir alguna vez. Es la historia de la ballena «Uncle Tom» una temible ballena albina que era el terror de los marinos balleneros que comentaban horribles historias sobre la ballena asesina en las cantinas portuarias en Paita en el siglo XIX. Melville visitó Paita en esa época, y el origen de Moby Dick lo tomó de allí. Esta historia está en las crónicas de viaje del francés Angrand, luego de conocer la historia, empecé a indagar en Paita sobre esta leyenda, y me hablaron de una playa donde iban a morir las ballenas, y en ese momento nació el cuento.
 
 
 

EL CUENTO
 
 
 
 
 
*Francisco Ángeles es escritor, crítico y periodista, con publicaciones en diversos medios académicos y periodísticos peruanos y extranjeros. Su primera novela, La línea en medio del cielo (2008), fue muy bien recibida por la crítica. Creó y dirigió el colectivo literario  Porta 9, y en los últimos años viene ejerciendo como codirector de la revista de lit
eratura 
El Hablador, en cuyo blog escribe la columna «Doble click». Vive en Filadelfia, donde sigue un doctorado en Estudios Hispánicos en la Universidad de Pennsylvania. Actualmente alista la publicación de su segunda novela.
 


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