Maurizio Medo: «La poesía es una herramienta para conquistar el idioma»

Recientemente presentó Homeless’s Hotel, en el marco del III Festival de Poesía de Lima, un libro en el que los versos se mezclan con el relato, el ensayo y la epístola. Desde que concitó la atención con Manicomio, su obra poética y narrativa es muy conocida en los círculos de Chile, Ecuador, México y Argentina, a donde viaja con frecuencia para participar en diferentes encuentros literarios.


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Por Carlos Alberto Rosales* (@rosalespurizaca en Twitter)

La rebelión consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos.

Alejandra Pizarnik


La escritura de Maurizio Medo (Lima, 1965), quien radica actualmente en Arequipa, es contestataria, capaz de liberarse de las cadenas impuestas por los esquemas preestablecidos. En esta entrevista, confiesa su primer contacto con la poesía, sus razones para dejar de ver el poema como un artefacto tradicional y nos invita a mirar el Perú, desde otro ángulo en cada una de las páginas de Homeless’s Hotel (Cascahuesos/Perú Tambo Editores, 2012).

¿En qué circunstancias ocurre tu primer contacto con la poesía?
La verdad, creo que se dio de una manera muy natural. Mi abuelo tenía una biblioteca de cuarenta mil volúmenes, que luego la donó a una universidad. El libro es uno de los primeros juguetes que tuve, con el que construía casas o pueblos. Es así como me atrae la lectura mediante esta actividad lúdica, de modo que el libro no me era un artefacto extraño, sino muy familiar. Recuerdo que a los diez años en un paseo me preguntaron qué quería ser de grande y dije poeta. Comienzo a escribir por una necesidad de comunicar eso, la poesía para mí se convierte la herramienta a través de la cual puedo conquistar mi propio idioma. 

¿Cómo surgió la idea de escribir Homeless’s Hotel?
Es curioso porque llevo algunos años en la docencia y me pidieron que vaya a Arequipa a dictar un curso de ciudadanía. Yo sé perfectamente que no voy a enseñar a nadie a ser un buen ciudadano, no creo ser el paradigma de un buen ejemplo ni nada, estaba muy nervioso, porque tampoco pensaba hablar de la importancia del semáforo, la escarapela o la configuración simbólica de la cornucopia. Comencé a investigar mucho el tema de la otredad y la exclusión, así es que una lectura me llevaba a otra. Pensaba en el otro como una construcción eurocéntrica que no tiene cabida en nuestra diversidad, el libro comienza a gestarse con esa idea, quién es el otro, quién el discriminado y el discriminador. Dicho así es demasiado panfletario o «político», pensé en cómo hablar del otro de una manera no convencional. Ahí aparece la figura de Xiao Jeng, un entomólogo chino. De alguna manera todo lo que dice él acerca de las abejas es un río metafórico que está referido a nuestro país y las sociedades latinoamericanas. Sin embargo, faltaban elementos dentro de esta escenografía que es este Homeless’s Hotel, por eso aparece este personaje Jae, que vendría a ser un poco el retrato del otro, es un tipo aquel que va a ser discriminado. Lo paródico es que termina casado con una norteamericana, creo que es un juego que se va gestando entre el discriminado y el discriminador.

En tu libro hay una intención de no ver el poema como un artefacto tradicional
Yo ya me resisto a decir si esto es poesía o narrativa, cada lector te da una opinión diferente y eso me parece bien, pero es algo que he venido trabajando desde Manicomio y también de forma crítica en País imaginario. Creo que ya no podemos pensar en el formato convencional del poema porque sería un arcaísmo.

Por eso, además de poesía encontramos relato, ensayo y cartas
Si porque si te pones a pensar nada une a los personajes. Todos los diálogos están interrumpidos por el ruido, está la radio, la tercerización de la voz. Siempre hay una voz, tú lo ves, por ejemplo el teléfono, la interferencia se convierte en una forma comunicacional que te impide llegar al otro. Los personajes no tienen ningún diálogo, lo único que los une es no compartir en ese momento un hogar y comenzar a ver su propia raíz difusa.

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También hay una crítica contra el ‘limeñocentrismo’
Ese término podría ser aplicado por ejemplo también a Arequipa. La crítica va contra la endogamia. Creo que el Perú es un país tan endogámico, que en el diálogo latinoamericano de poética, ha sido el único ausente. Tal vez eso se deba por la presencia de la violencia política, pero recién estamos aprendiendo a hablar hacia afuera y dejar de mirarnos el ombligo. Hay un ruido que nos impide escuchar la voz de Lima, es a través del viaje a Arequipa que, con la distancia, puedo escuchar la voz de mi ciudad. Había que tener una perspectiva respecto al fenómeno, pero así como menciono Arequipa pudo ser Huancavelica, Tacna o Huacho.

En Homeless’s Hotel dices que el tiempo es precisamente lo que nunca acontece en el Perú, ¿cuales son entonces los puntos de fuga de nuestro país en los que el tiempo parece dilatarse?
Cuando se come, porque  creo que antes de todo el boom gastronómico el tiempo se detenía, típico caso en blanco y negro. Hay un dicho, que el andino tiene una quena en el alma, pero creo que eso es aplicable a todo el Perú y al limeño. El peruano es alguien que evoca tanto que no da pie para que transcurran nuevos sucesos y eso está reflejado en esa bendita expresión «ahorita». Pero no nos damos cuenta que «ahorita» es un tiempo bíblico, puede ser un lapso de un minuto como de ciento veinte. Creo que esta especie de obsesión por el recuerdo, esa especie de filosofía de la hora del ‘lonchecito’ nos impide construir, por causa de una melancolía subconsciente que nos lleva a ver los pasos que hemos andado para llegar a un determinado punto. 

Qué será el poema sino un espejo de feria
Un espejismo lunar, una cáscara desmenuzable,
La torre falsa más triste y despreciable.

Emilio Adolfo Westphalen


La poesía siempre será, como tú señalas, un motivo para contemplar al Perú desde un ángulo abisal
Claro, o para no contemplarlo. Depende de cualquier espa
cio que nos lleve a reflexionar, a repensarnos a nivel de identidad. Si yo veo la retrospectiva de Tokeshi, podría decirte exactamente que funciona como Homeless’s Hotel, no tiene por qué haber signos gráficos o lingüísticos para encasillar lo propuesto. Hay que desencerrar el concepto de poesía.

En ese sentido, ¿quién es el otro?
El otro termina siendo un lugar que no existe, y es que nosotros inventamos para constituirnos en el uno, si hay otro tiene que haber uno, si no hay otro de qué hablamos. Creo sí que el otro termina siendo una abstracción eurocéntrica, que vino como consecuencia de la conquista y quedó allí porque nos hemos ido hermanando, uniendo, sea con el boom, con las clasificatorias, con todas las cortinas de humo que nos gusta creer, estamos ávidos de creer, ese conjunto de creencias han ido borrando el espejismo del otro.

Nada mejor como una poesía libre que sea capaz de revelarse contra los esquemas preestablecidos
Así es, una poesía que no haya que ponerle la «P» mayúscula. Por eso te hablo de un desencierro y prefiero hablar de escritura antes que de poesía. Generar un funcionamiento del lenguaje que te de más de un significado y te lleve a la acción o a la reflexión. Ha habido un abuso de sentimiento. Los diez peores años de la poesía en toda la historia ha sido la poesía de los noventa en Lima, se da una ‘arjonización’ lumpen del lenguaje poético y hay que empezar a sacudirnos de esto.


CINCO LIBROS RECOMENDADOS POR MAURIZIO MEDO

1. Cuatro cuartetos, de T.S. Eliot.

2. Los cantos, de Ezra Pound.

3. La Divina Comedia, de Dante Alighieri.

4. Ulises, de James Joyce.

5. Los anillos de Saturno, de W.G. Sebal.


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