Lee por gusto: la experiencia de un blog literario

La Oficina de Extensión Universitaria y. Proyección Social de la Universidad Ricardo Palma nos invitó a participar en el I Seminario de Periodismo Cultural. Compartimos el texto de nuestra ponencia que presentamos para la primera mesa titulada «Periodismo Cultural en Internet». Participaron junto con nosotros, Rosana López-Cubas, de la revista virtual Lima en Escena, y Carlos Sotomayor del blog literario Letra Capital.

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Por Jaime Cabrera Junco*

Al escribir estas líneas se me venían algunas metáforas a la mente. Una de ellas era la del entrenador del fútbol que debe analizar cómo va el partido y evaluar si es conveniente hacer algunos cambios. Aunque este encuentro -para seguir con el símil futbolero- sigue en marcha, es necesario que los periodistas reflexionemos sobre nuestro trabajo y ver por dónde vamos, qué podemos hacer desde nuestros modestísimos puestos para ayudar a dignificar este oficio, lastimosamente tan venido a menos desde hace un tiempo. 

Días antes de que estemos aquí reunidos para hablar sobre periodismo cultural, un hecho nos ayuda a graficar de manera irónica el asunto que hemos venido a discutir. Me refiero a la intención de la Presidencia del Consejo de Ministros de tomar el local de la Casa de la Literatura Peruana para instalar allí sus oficinas y mudar a esta institución a un lugar no definido. Aun si felizmente no se concretase esto, la sola intención nos hace ver qué tanto interesa la cultura al Gobierno y, en general a la sociedad, pues tengo la triste convicción de que muy pocos seríamos lo que lamentásemos el confinamiento de la Casa de la Literatura a un lugar que no se merece. Esto es real, y explicar las raíces de toda esta compleja problemática nos desviaría del tema que nos compete abordar en este seminario. 

Ya que me toca participar en la primera mesa de este encuentro me veo en la obligación de buscar algunas definiciones y aproximaciones al tema que aquí nos convoca. Me refiero al llamado «periodismo cultural»

Me ruboriza un tanto tener que confesar ante ustedes que no me considero un periodista cultural. Es más, no ingresé en la universidad con la certidumbre de dedicarme a hacer notas literarias, sobre exposiciones de arte, o conciertos de música de cámara. No. Estudié periodismo y decidí dedicarme al periodismo por el interés de explicarme la intrincada realidad del país. Además, porque sentía que ser testigo de un hecho -historiador del día a día como nos llaman- y darlo a conocer a la sociedad es una noble labor. Es cierto, que era una visión romanticona e ingenua si tomamos en cuenta que el periodista propone, pero finalmente el medio donde trabaja dispone si es importante o no para sus intereses comerciales.

 Lo que sí puedo decir a mi favor -para recuperar el aplomo luego de esta confesión que acabo de hacerles- es que antes de estudiar periodismo ya tenía interés en la lectura de obras literarias, así como curiosidad por entender las obras de arte, y ver si es cierto que uno puede conmoverse hasta las lágrimas al escuchar una sinfonía de Mahler. Sin embargo, centrándonos en el periodismo a secas, creía -y ahora tengo la certeza- de que la lectura -de literatura, historia, filosofía, etc- y la curiosidad insaciable por intentar explicarnos lo que ocurre a nuestro alrededor, es la mejor escuela de periodismo. Con esto no quiero ir en contra de los planes de estudios de las universidades, sino compartirles que por experiencia propia -he sido docente universitario- la formación humanística no se forja en los salones de clase, simplemente se incentiva. Esa es la base para ser un buen periodista, y no los cursos de redacción periodística o los manuales sobre cómo se debe plantear una crónica o un reportaje. A eso sumémosle, como requisito fundamental, el sentido común, algo que tampoco se enseña en las aulas.  

Pero entonces ¿qué es el periodismo cultural? Veamos. Si el periodismo tiene por misión informar, entonces el periodismo cultural se centra en informar sobre actividades o acontecimientos vinculados a la cultura. Ahora, entonces, surge la pregunta más compleja de todas: ¿qué es cultura? Sobre ella tenemos una definición clásica referida a las manifestaciones artísticas, literarias, y de otros campos del saber. 

En su ensayo La civilización del espectáculo, Mario Vargas Llosa recuerda el vínculo directo que estas artes tenían con las élites dominantes. Sin embargo, a ello se le contrapone la visión antropológica de cultura como sinónimo de manifestación de un grupo humano en particular, sea a través del arte, de las costumbres, tradiciones y creencias religiosas. Así, digamos, que la Capilla Sixtina entra en la definición clásica de cultura, mientras que el rito de la ayahuasca en la segunda. Ya que acabo de mencionar este ensayo de nuestro Nobel de Literatura, noto en él cierto sobresalto con esta última definición de cultura, la cual afirma ha incorporado «a la incultura, disfrazada con el nombre de cultura popular, una forma de cultura menos refinada, artificiosa y pretenciosa que la otra, pero más libre, genuina, crítica, representativa y audaz» (p.67). Por todo esto, entonces nos damos cuenta de que en cuanto a la prensa se refiere, prima la definición clásica de cultura, aunque con apertura al arte popular, sobre todo en sus manifestaciones artísticas, especialmente cerámica, música y ciertas tradiciones populares.


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PERIODISMO CULTURAL EN INTERNET

Ya con esta aproximación podemos entonces centrarnos en el terreno que nos corresponde abordar, es decir, el periodismo cultural en Internet. Los que estamos reunidos en esta mesa –Rosana López-Cubas, Carlos Sotomayor y yo- tenemos en común el hecho de tener unas páginas web dedicadas a algunos segmentos del campo de la cultura. Lima en escena, la página de Rosana, tiene una propuesta mucho más ambiciosa, ya que abarca teatro, cine, exposiciones artísticas y literatura. Carlos y yo tenemos en común el hecho de enfocarnos en la literatura, principalmente novedades literarias mediante entrevistas a escritores, y en mi caso también procuro ampliar el abanico con crónicas y reportajes relacionados con el libro. 

Ahora me toca hacer algo que no me gusta mucho que es hablar de mí mismo. Sin embargo, lo haré solo para que puedan entender los objetivos y contenidos del blog que tengo en la página web de Perú21. Antes de ello, quiero empalmar aquí lo que decía hace un rato: no me considero periodista cultural y estrictamente hablando no lo soy. Les explico por qué. Trabajo en el diario Perú21, medio al que ingresé co
mo practicante de la página web en el año 2004, y actualmente me desempeño como redactor de la página de internacionales. Es decir, dedico la mayor parte de mi tiempo a buscar y escribir noticias sobre lo que acontece en otros países, sobre todo aquellas que sean consideradas relevantes para el diario donde trabajo. Además, me encargo de elaborar la agenda cultural de Perú21, único y minúsculo rincón cultural que nos queda, pues a fines del año 2010 la página de Cultura desapareció aprovechando uno de esos rediseños, que en realidad -los que trabajamos en esto lo sabemos- son la excusa perfecta para reacomodos presupuestales

Coincidiendo con la salida de la página cultural, en noviembre de 2010 decidí abrir un blog en la página web de Perú21. El nombre lo tuve a flor de piel porque siempre he tenido una fijación en la manera de hablar que tenemos particularmente los limeños. Así, por ejemplo, solemos decir que hacemos algo por gusto como sinónimo de «en vano» «sin ningún resultado favorable» o en su versión más callejera «por las…» (completen ustedes la frase). Y como a este blog de libros le iba a dedicar mis días libres sin recibir pago económico alguno, decidí llamarlo «Lee por gusto», porque esta iniciativa la iba a hacer, como se dice, por amor al arte. Así surgió esta página a la que dedico prácticamente todos mis jueves y viernes -los días que no voy a trabajar al diario-, y que veo que ha ido ganando no solo visibilidad sino también variedad y presencia gracias a la generosa colaboración de mis amigos, algunos de ellos escritores, quienes comparten sus artículos sobre grandes autores, sobre libros y recomiendan cuentos de narradores peruanos contemporáneos. No podía dejar de mencionar esto, pues cuando la desazón ha motivado que quiera abandonar el barco, el entusiasmo de ellos llegaba en el momento preciso para decirme que el trabajo no era «por gusto» en el sentido negativo de la palabra.

Lo que me propuse desde un inicio con la página fue aprovechar al máximo las posibilidades que nos ofrece Internet. Es decir, el uso de herramientas audiovisuales, el uso de enlaces de hipertexto y el increíble alcance que se puede tener a través de las redes sociales. Debido a mi experiencia como profesor de periodismo digital reflexioné que tenía que poner en práctica lo que solía impartir a mis estudiantes. Es decir, si iba a tener un blog este debía preocuparme ante todo por la calidad de los textos y luego, a través del video, las fotografías, hacer que las entrevistas, los artículos y reportajes se enriquezcan mucho más. Además noté, y perdonen si hay un atisbo de soberbia en esto, que en el campo de los blogs literarios esto era un terreno aún por explorar, aunque siempre tuve como referentes a páginas como Porta 9 y Letra Capital, el primero de ellos a cargo de Francisco Ángeles, quien actualmente colabora con el blog.


LITERATURA 2.0

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Con estas consideraciones, quiero compartirles algo que siempre tuve presente desde que abrí Lee por gusto. Me refiero a que existe un prejuicio -generalmente bien fundado- en que los contenidos en Internet son banales, poco rigurosos y, a veces, ilegibles. Yo, que he trabajado por más de cinco años en la página web de Perú21, conozco muy bien el vértigo que implica tener que redactar casi en simultáneo una noticia que se desarrolla en el momento. Eso que llaman inmediatez ha significado que los textos periodísticos pierdan calidad y, sobre todo, profundidad

Por eso cuando creé Lee por gusto sabía que la responsabilidad era aun mayor porque muchos lectores de la página son escritores, estudiantes de literatura o lectores con cierta formación académica. Pero aunque pensaba mucho en este público mi cometido era llegar a un segmento amplio, como son los jóvenes de entre 18 y 25 años. Este grupo, según he revisado las estadísticas de la página web y del Facebook, es curiosamente el que más sigue la página. Quise por eso llegar a ellos, quienes en muchos casos solo son testigos de esta suerte de realities show en que se han convertido las redes sociales. No creo, lo digo con honestidad, que Lee por gusto tenga el poder de motivar a la lectura a un grupo que no tenga interés en hacerlo, pero intuyo que al público joven interesado se siente más incentivado a leer.

En realidad, me permito hacer otra confesión: quien más ha aprendido de esta experiencia con el blog soy yo. Siempre he tenido interés en conocer a los escritores, en conversar sobre sus obras, sobre el proceso de escritura y descubrir cuáles son sus motivaciones, sus fobias, su relación con los lectores. Muchos escritores de la calidad de Oswaldo Reynoso, Edgardo Rivera Martínez o extranjeros como Alan Pauls, Mario Bellatin o Antonio Skármeta, entre otros, me han motivado a leer de manera más atenta sus obras y escudriñar su vida para lograr obtener una entrevista cuyo resultado sea interesante para los lectores. Entiendo que este es uno de los pequeños privilegios que puede tener un periodista y qué mejor que procurar hacerlo siempre bien.


ALGUNAS CONCLUSIONES

Amigos aquí presentes, y quienes leerán posteriormente esto, siempre he considerado que los seminarios y encuentros similares tienen un noble propósito, pero que a veces los expositores sea por emoción u omisión, se olvidan de llegar a algunas conclusiones sobre el tema que abordan. Yo no quiero caer en ello, y por eso les presento algunas razones por las que el periodismo cultural en Internet es una opción en estos días de Facebook, Twitter y demás redes sociales:

1. En los medios tradicionales los contenidos culturales tienen poca o escasa cabida. Salvo algunas honrosas excepciones -que son un oasis en medio de nuestro páramo informativo-, los contenidos culturales han ido perdiendo espacio. Vivimos días en el que la vida amorosa y las miserias de actores, futbolistas y demás personajes mediáticos importan mucho más. El mercado se impone, e importa vender no importa qué, solo cuánto.

2. El periodismo en Internet tiene libertad de espacio y acción aunque no tenga el mismo alcance -todavía- que el medio de comunicación de masas por excelencia, que es la televisión. Nosotros en Internet tenemos felizmente la autonomía de dar cobertura a aquello que en los periódicos encuentra poco espacio, en la radio, menos -salvo algunos programas específicos-, y en la televisión privada, ninguna.

3. Los contenidos periodísticos en
Internet pueden y deben tener similar calidad a la de los medios impresos.
Ese es un punto importante a tener en cuenta, pues no todo lo que hay en la Red es banal, aun cuando la mayoría de información que encontramos sobre todo en las redes sociales nos den la contra.

4. Las redes sociales son herramientas importantes para dar a conocer nuestros contenidos. Aquí debo decir que no se trata de ser diestros en el uso de Facebook y Twitter sino de emplearlos para nuestro cometido principal, en nuestro caso, motivar el gusto por la lectura. Y claro, también el lograr que visiten nuestra página. 

5. La rentabilidad en Internet para contenidos culturales es aún un desafío. No manejo cifras que lo sustenten, pero no conozco una experiencia similar a Lee por gusto que genere ingresos económicos. Digo que es un desafío porque en algún momento me gustaría lograr que sea así, pero ello implicaría a mudar la esencia de blog a un portal que quizás deba ampliar sus contenidos a otras áreas para llegar a más público. El juego publicitario es un juego peligroso y ha distorsionado grandes proyectos en el campo cultural. 

Dicho esto, solo quiero terminar mi participación recordando aquella antigua frase de «el papel lo aguanta todo». Sin embargo, ahora nos toca decir que «la web lo aguanta todo». Unas veces para bien, otras veces para mal. Evidentemente, páginas como Lima en Escena, Letra Capital y Lee por gusto, apuestan por la calidad. ¿Hacia dónde iremos? ¿Nuestros proyectos se sostendrán en el tiempo? ¿Nos desanimaremos en el camino? Son preguntas que quizás queden flotando, pero que dependerán principalmente de nuestras motivaciones personales. Porque, como les conté, yo con Lee por gusto no obtengo ningún centavo, pero he ganado mucho conocimiento y mi amor por la lectura se ha incrementado muchísimo. Y con eso me doy por bien servido. Muchas gracias. 




*Jaime Cabrera Junco es bachiller en Comunicación Social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y actualmente trabaja como redactor de la sección Mundo del diario Perú21. En noviembre de 2010 creó el blog Lee por gusto, lo cual coincidió con el cierre de la sección Cultura de la edición impresa del diario donde labora. En el blog realiza entrevista a escritores y a periodistas. Colaboran con la página algunos amigos escritores que se han ido sumado a este proyecto.


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