Ezio Neyra: «La literatura es capaz de curar a quien la escribe»

Hace poco presentó en Lima Tsunami, novela que grafica, a través del desamor, la desesperanza y a la vez el intento por renacer de su personaje principal, Leandro. Presentamos una entrevista con este joven narrador peruano que actualmente se encuentra en La Habana dictando un curso como parte del doctorado en Estudios Hispánicos que realiza en la Universidad de Brown, Estados Unidos.


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Por Carlos Alberto Rosales* (@rosalespurizaca en Twitter)

Desde que concitara la atención de la crítica con su obra Habrá que hacer algo mientras tanto (Solar Central de Proyectos, 2005) y Todas mis muertes (Alfaguara, 2006), el escritor Ezio Neyra ha sabido despertar las emociones de los lectores más perspicaces, desplazándose con facilidad en los lugares más recónditos de sus personajes. Desde La Habana, donde se encuentra trabajando su nueva novela, nos habla del acto de escribir, qué significa ser un buen lector en tiempos de Twitter, y sobre su última entrega, Tsunami (Borrador editores/JC Sáez editor, 2012) que presentó hace poco en Lima. 


En tu novela Tsunami, ¿es la destrucción una metáfora del redescubrimiento?
Todo fracaso, toda destrucción, conlleva una caída, una llegada a zonas de nosotros mismos que muchas veces no conocíamos o que habíamos evitado conocer por temor a las consecuencias. En ese sentido, en mi novela, la destrucción de la ciudad trae aparejada la ruina de los personajes que se desenvuelven en el interior de ella. Y entonces, sí, esas ruinas por entre las que transitan personajes arruinados funcionan, también, como escenarios en donde esta gente se redescubre, quizá porque tienen la certeza de que más bajo no pueden caer, de que más destruidos nos pueden estar, y de que es momento de echarse a andar para adelante.

¿Tiene la palabra el poder suficiente para cambiar nuestra actitud ante la vida?
No lo creo. No escribo libros pensando en grandes cambios (y la actitud ante la vida vaya que lo es). En todo caso, las palabras, la acumulación de ellas hasta conformar un trabajo literario pueda tener un efecto del tipo que mencionas en el propio autor. Supongo que la diferencia entre unos y otros autores está en el lugar de donde parte la escritura, en los motivos que te llevan a pasar años dándole al teclado. Muchas veces la literatura es capaz de curar a quien la escribe, y Tsunami de alguna forma ha curado, o al menos me ha hecho entender de mejor manera, algunas zonas mías. Solo algunas, y por esa razón es que me toca seguir escribiendo.

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¿Cómo ser un lector disciplinado en tiempos de Twitter?
Supongo que la pregunta va relacionada con cómo ser capaz de estar enfocado en tiempos en donde hay una tremenda cantidad de estímulos, de distracciones. Y más aun en cómo estar concentrado en la escritura y en la lectura (que son ámbitos inseparables). La respuesta, creo, está en tener disciplina, una disciplina que muchas veces debe responder a una rutina de lectura y de escritura. Yo creo en que siempre hay que caminar con un libro en la mano y leerlo en cada rincón que uno encuentre, en que uno debe escribir en la cabeza todo el tiempo, todo. Creo en la disciplina como escritor y como lector, y, por ello, muchas veces, muchísimas, termino declinando invitaciones de diverso tipo para quedarme leyendo o escribiendo.

¿Cuándo una historia logra incursionar con éxito en el misterio del ser humano?
Como lector, siempre he disfrutado más de las novelas que parecen haber nacido desde una urgencia, un poco con la idea de «si no escribo, muero». Las grandes novelas, las que más he disfrutado, son aquellas en donde se siente que el autor ha escrito desde las entrañas, desde lo más profundo de sí. Y quizá por eso, por profundizar en el misterio de su propia humanidad, es que logra que los lectores sintamos empatía por los personajes que pueblan las ficciones. Ahora bien, hablando ya más de mi propio trabajo, últimamente estoy interesado en la novela que narra las zonas más complejas de las psiquis de los personajes, un poco con la idea de que lo que mejor define a lo humano no se encuentra de ninguna manera en su superficie, sino bien oculto, muchas veces en las profundidades más oscuras.

¿Escribir es un acto de reinvención?
Decir que es un acto de reinvención implica pensar que la literatura puede mejorar la realidad que circunda al escritor. Es cierto que muchos autores parecen creer que la literatura tiene ese poder, y, si es así, si el punto de partida de la escritura es un descontento con el mundo y la creencia de que a través de la literatura se puede hacer que todo sea mejor, entonces sí, la literatura recrea y reinventa. Desde luego que también hay autores para los cuales la literatura es equivalente al oficio de un relojero que conoce bien dónde debe colocar cada una de las piezas para que el conjunto marche, pero mucho temo que de esta manera se termina creando novelas que lucen muy frías, casi como si hubieran sido escritas por un autómata. También creo que la literatura es capaz de reinventar al autor que la escribe cuando el punto de partida de la escritura tiene que ver con un profundo dolor o con un trauma que se desea curar. Si en esa búsqueda el escritor es capaz de llegar al centro de su trauma, entonces, sin duda, la literatura puede ser un acto de reinvención del autor, además de ser curativa. 



CINCO LIBROS RECOMENDADOS POR EZIO NEYRA

1. La lección de anatomía, de Philip Roth. 

2. El buen soldado, de Ford Madow Ford.

3. Los emigrados, de W.G. Sebald.

4. Libertad, de Jonathan Franzen. 

5. El escritor y los suyos. Maneras de mirar y de sentir, de V.S. Naipaul. 
*Carlos Alberto Rosales Purizaca es periodista. Actualmente cursa la especialización en periodismo cultural de Revista de Letras, canal oficial de Cultura de LaVanguardia.com.


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