Viola Di Grado y una novela sobre la incomunicación humana

A esta escritora italiana le han llovido tantos elogios que un incrédulo podría atribuírselo al simple marketing. Sin embargo, esta joven siciliana de 23 años, en su primera novela Setenta acrílico treinta lana ha logrado con buen pulso y prosa poética reflejar una metáfora de nuestros días: la incomunicación. Conversamos con ella en Buenos Aires, donde presentó su obra en la última edición de la Feria del Libro.

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Su mirada es fría, pero por momentos se refleja cierta timidez que disimula con una sonrisa infantil. Sus labios negros resaltan, y por su cabellera larga y rubia uno podría pensar que está ante una cantante y no ante una escritora. Prejuicios que le llaman. Precisamente, sobre ese mundo de etiquetas y de profunda incomunicación trata su primera novela Setenta acrílico treinta lana (Emecé, 2012), que acaba de presentar en la Feria del Libro de Buenos Aires. En un hotel de esa ciudad transcurrió esta conversación, que fue hecha setenta por ciento en inglés y treinta en español.

Las críticas a tu primera novela Setenta acrílico treinta lana coinciden en que tiene un vuelo poético y que eso se evidencia sobre todo en el uso del lenguaje. ¿Qué opinas?
Creo que las novelas no deberían ser diferentes de la poesía aunque la mayoría de las personas no lo piensa así. La ficción contemporánea ha tratado mucho de no ser poesía, sino de contar historias. Soy muy estricta conmigo misma y soy estricta con que todo funcione bien. Realmente quiero que todo se sienta autosuficiente, que cada oración sea autosuficiente como lo es en poesía.

¿Pero antes has escrito poesía?
No escribo muchos poemas. ¿Por qué escribir poesía si puedes escribir ambas, una novela que sea poesía?

¿Recuerdas en qué momento empezaste a escribir?
Sí. Tenía cinco años y escribí un cuento acerca de un oso que trataba de suicidarse pero nunca lo lograba.

¡Tenías cinco años y escribiste una historia tan oscura…y triste!
Sí (ríe).

En una reciente entrevista con la revista Ñ de Clarín la periodista escribió que eras una joven que «renegaba de su lugar de origen». ¿Por qué abandonaste Sicilia a los dieciocho años?
Hubo muchas razones (se queda pensando unos segundos). Creo que la principal tiene que ver con que tenía que ir a un lugar diferente, porque ese fue el sitio en el que crecí. El escribir tiene que ver con cosas que no son familiares para el escritor, para que este las pueda hacer ver familiares. ¿Sabes?, no me siento muy estimulada cuando estoy en Sicilia, porque es el lugar que conozco mejor. Además, tuve que irme a estudiar a Turín…

¿Reniegas de tu época en Sicilia?
No rechazo nada, porque todo es importante, porque la experiencia es lo que los escritores usan. Con lo cual no me refiero a que escriba algo autobiográfico, pero las experiencias son la fuente principal que puedes transformar…

¿Qué importancia tienen los espacios en relación con los personajes? ¿Pueden los espacios definir nuestro destino?
Es fundamental. El espacio en mi novela es un espejo del estado mental y sentimientos de los personajes. Es el por qué en Leeds (ciudad donde transcurre su novela) el invierno nunca se detiene porque luego de que fallece el papá de Camelia, el tiempo se detiene como todo lo demás. El invierno no puede soportar llegar a la primavera y eso ocurre con todo. Lo principal es que bloquean el lenguaje, porque las palabras ya no significan nada y por ello, Camelia tiene que comunicarse con su madre por el lenguaje de las miradas.

UNA NOVELA QUE PARA ELLA SON COMO VEINTE

setentaacrilico.jpgCamelia, el personaje principal de Setenta acrílico treinta lana conoce a un joven chino quien empieza a enseñarle su idioma. Además, su padre ha muerto en un accidente automovilístico junto a su amante, y esta noticia mata en vida a su madre. Esos ideogramas chinos empezarán a abrir un resquicio de belleza y misterio en la vida oscura de la protagonista, cuyo mundo adolescente de ropa, moda y compras, todo se presenta desfigurado, roto… informe. «Ella siente que hay una identidad compacta fuera de su hogar, como esos enormes bosques de belleza y felicidad de los que se siente excluida. Esa es el razón de su hostilidad hacia ello», afirma Viola sobre su personaje, de quien niega tenga algo de autobiográfico.

¿El haber sido considerada como una revelación literaria te genera algún compromiso por la expectativa que genera ahora una nueva publicación tuya?
Realmente no me siento ansiosa por ello. Por supuesto una siente que hay cierta responsabilidad, pero siempre he sido muy perfeccionista y estricta conmigo misma, y esto nunca va a cambiar porque siempre he sido lo más perfeccionista posible y por ello nada va a cambiar mi proceso creativo.

¿Esta primera novela te costó mucho trabajo escribirla? ¿Qué sientes al respecto de este libro?
Hice lo mejor posible. Realmente puse toda mi sangre en ello, es por eso que estaba muy convencida luego de terminarla que era lo mejor que podía hacer y fue por eso que la envié a una editora, porque he escrito muchas cosas antes pero nunca envié nada a una editorial. Pero esta vez, sabía que todo de mí estaba en esta obra. Para mí son como veinte novelas o algo así, no porque me tomara mucho en escribirla sino porque se sintieron como veintitrés años de la sensibilidad de los pensamientos en mi interior. Es como si estuviera casi vacía en este momento.

¿Ser escritor es un destino o una elección?
Creo que nací para serlo. Esto es lo que he hecho siempre desde que era niña y es una necesidad muy física. Si tengo ganas de escribir y no lo hago, realmente me siento mal físicamente. Es algo que es una gran parte de mí. Es como no comer ni beber… bueno casi.

¿Cómo ve una escritora joven como tú el futuro de los libros electrónicos?
No me gustan los libros electrónicos. Creo que son bellos objetos para sostener pero para tenerlos y escribir sobre ellos… no me gustan.

¿Cuándo escribes, corriges mucho?
Sí, muchísimo. Eso es lo que hago más. No es que escriba todo el libro y lo revise. Escribo un párrafo y luego vuelvo, vuelvo y lo modifico, como si estuviera trabajando una escultura. Así es como trabajo.

¿Y es difícil escribir para ti en ese sentido?
Es difícil porque no me siento contenta con ello. Soy muy reflexiva y nunca es perfecto, porque nada lo es. Todo texto puede ser perfectible, sí ese esa es la razón de por qué es difícil.  

¿Qué actividad te da más placer: leer o escribir?
Desde luego escribir.

¿Qué autores y obras de la literatura hispanoamericana conoces?
Conozco a (Jorge Luis) Borges, es el más famoso. No lo he leído aún.

¿Te incomoda que te comparen con la escritora belga Amelié Nothomb? Se habla de escritoras que proyectan una imagen «neogótica». Ambas comparten un marcado interés por la cultura oriental.
Por lo gótico, es realmente estúpido (hay un gesto de incomodidad en su rostro). Es como si algunas personas realmente no fueran capaces de entender las cosas si no la ponen en una categoría que conozcan. Dentro de esas categorías, lo gótico se ha convertido en una de las más estúpidas. Si tomas desde su significado original o desde un autor como Edgar Allan Poe, está bien, me gusta. Ahora lo gótico es solo apariencia. ¿Cómo pueden decirlo en base a cómo luzco? No soy una modelo, no lo sé, solo debes pensar acerca de mi libro. Me gusta mucho Nothomb, pero creo que somos muy diferentes. Pero reitero, eso es lo que la gente hace: comparar y ponernos dentro de una categoría. Realmente encuentran difícil pensar sobre ello. No puedo decir eso porque hoy en día muchos críticos están hablando sobre mí, así que sería injusto simplemente que digan Di Grado es gótica. Digo, ni siquiera es cierto, no soy gótica.

¿Qué de positivo y negativ
o tiene el marketing aplicado a las obras literarias y los autores?

Odio el marketing, que tomen ventaja del hecho que soy joven. Es como si estuvieran vendiéndome como un producto, como una chica que es una escritora de 23 años y bla bla bla, odio esto. Desearía que la literatura solo sea literatura y libros. Desearía que no se enfocaran en mi edad, que piensen que tengo ochenta años.

CINCO LIBROS RECOMENDADOS POR VIOLA DI GRADO

1. Genji Monogatari, escrita por Murasaki Shikibu.
2. La señora Dalloway, de Virginia Wolf.
3. La trilogía de New York de Paul Auster.
4. Noches Blancas de Fiodor Dostoievski.
5.  Los elixires del diablo, de E.T.A. Hoffmann

Un agradecimiento especial a Ronie Bautista, periodista de Perú21, quien ayudó a que la traducción del inglés de las declaraciones de Viola fuera mucho más precisa y respetara el sentido de sus palabras.



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