Washington Cucurto: «Mi literatura no es marginal, es central»

Su nombre es Santiago Vega, pero firma como Washington Cucurto, un personaje que ha terminado devorándolo. Sus temas son la cumbia, los inmigrantes, la ciudad y la calle. Aquí, a ritmo de bailanta, la conversación con este escritor argentino.

[youtube http://www.youtube.com/watch?v=IECM9zQGvEY?fs=1]



«La infidelidad no es una tragedia, de hecho no le soy infiel a mi mujer, sino que hago que mi amor se transporte más allá de casa…lo más jodido de la infidelidad es que no podemos dormir juntos». Así escribe Washington Cucurto, autor de la novela El curandero del amor, cuyo nombre real es Santiago Vega. Cucurto  (¿o Vega?) estuvo hace poco en Lima para presentar este libro que la editorial Estruendomundo acaba de editar.

Antes que nada te pregunto ¿con quién voy a conversar con Washington Cucurto o con Santiago Vega?
(ríe y encoge los hombros).

Mejor te replanteo la pregunta ¿Quién es Washington Cucurto?
Bueno, es el seudónimo con el que escribo los libros y la mayoría de personajes están relacionados con este personaje de ficción que está inspirado en las personas que conocí en mi infancia, mis compañeros de trabajo, también algunas lecturas y a partir de allí se va formando el personaje en un mundo ficticio, y bueno… la literatura de pronto es eso, un campo para fantasear, para crear, para parodiar, para reinventar, para comunicarse con los demás.

¿Cucurto es alguien quien en realidad quisieras ser?
Y bueno… este personaje tiene mucho de mí, tiene mucho de mis hermanos, mucho de mi papá, de mis compañeros de trabajo del supermercado, de mis compañeros de las bailantas, de muchos autores que leí de Latinoamérica… es una suma de distintas cosas, como la invención de un mundo. ¿si quisiera ser como Cucurto? Hay muchas cosas que haría y otras no. Me parece lo que uno haría o no, no es tan importante.

¿En qué momento el personaje te desplazó y dejaste de ser Santiago Vega?
Ocurrió de manera normal. Unos amigos editores me decían ‘Cucurto’ (‘curtar’= hacer algo), me apodaron Washington y mi primer libro, me lo armaron, me lo diseñaron y decía «Washington Cucurto» y yo les decía «Che, pero yo me llamo Santiago Vega, no soy Cucurto», y quedó finalmente y todo ocurrió rápidamente, empecé a editar libros, me gustó mucho. Bueno, ya está inventado el monstruo, como Frankenstein.

¿Cómo fue tu primer acercamiento a la escritura?
Empecé a escribir de grande, de casualidad, cuando trabajaba en el supermercado. Primero leí algunos libros y luego de forma espontánea, rápidamente y sin pensar empecé a garabatear los primeros poemas, las primeras historias igualmente de entrada tenía conciencia de lo que iba a escribir. Yo sabía que iba a escribir de este mundo en el que vivo, de mis amigos, de la bailanta, la vida de mi papá, de mis hermanos -que son vendedores ambulantes-, dije «ese va a ser el tema».

¿Qué libros empezaste a leer?
Leí de todo. Al principio mucha poesía. Leí mucha poesía peruana, soy admirador de muchos poetas peruanos.

¿Has leído a César Vallejo?
Por su puesto.. ¡Y cómo no! Leí a Vallejo, a (Antonio) Cisneros, a Mirko Lauer, a Luis Hernández, a Martín Adán…a (Juan Gonzalo) Rose, a quien recomiendo mucho leer… muy buen poeta.

¿Alguien te despertó la afición por la lectura?
Mis amigos, pero también la curiosidad. Soy una persona curiosa y bueno… investigaba, tenía inquietud.

Tú dijiste que en tus textos muestras un mundo que no figuraba antes en la literatura argentina…
¿Eso dije?


No…Bueno… me voy a retractar. En realidad uno no inventa nada. Hay algo en (Roberto) Artl, en Jorge Asís, en Oswaldo Reynoso también…En Argentina hay toda una vertiente de literatura popular, callejera si se quiere.

Pero quizás esa explicación que dabas tiene que ver más bien con el mundo de los inmigrantes (paraguayos, peruanos y bolivianos) que retratas en tus libros…
Bueno, eso sí. Puntualmente son migraciones recientes producto de los golpes económicos. Bueno, evidentemente alguien no lo pudo haber escrito antes.

Y centrándote en el mundo de los inmigrantes ¿buscas reivindicarlos de las discrminaciones que viven en cierto modo en Argentina?
No…para mí es un homenaje a ellos. No tengo corrección política para pensar eso, así que de pronto lo que yo hago es un homenaje. A veces, los medios de comunicación dan una imagen parcial de los inmigrantes. La inmigración es algo muy rico, transforma las ciudades. Lo mejor que le puede pasar a un país es que tenga una inmigración de todas partes del mundo. Por eso yo siempre digo «invádannos, invádannos, la Patagonia está vacía».

Criticas a menudo que la inmigración sobre todo la peruana, la paraguaya y boliviana sea mal vista en Argentina…
No, en realidad, yo creo que eso más es de los medios. Argentina es un país de inmigrantes, como en todas partes de repente habrá discriminación. Bueno, yo soy morocho y de repente en la noche no me paran los taxis, pero eso pasa en todos los lados. Argentina es uno de los países más abierto a la inmigración.

Leí una crítica sobre tu obra en la que decían que lo tuyo más que literatura estaba más próximo al cómic y a la televisión…
¿Quién dijo eso? (se mueve de su asiento inquieto).

Una crítica en una revista argentina…
Tiene razón. Mi obra no tiene quizás los parámetros literarios convencionales, pero igual hay mucho de literatura, pero no es el motor principal, como sí lo es la cumbia, la calle, etc.

¿Qué te inspira a escribir?
El trabajo me inspira. El trabajo siempre fue el motor de mi vida, fue lo que me posibilitó todo…lo que me dio alegrías, la posibilidad de conocer a mis amigos, me hizo conocer el amor. El trabajo es el factor más importante de mi vida.

Has definido tu estilo como realismo atolondrado ¿Por qué?
Bueno, porque es una mezcla de todo, no es algo puro, correcto, sino todo lo contrario.

¿La mezcla es lo que lo hace atolondrado?
Es como cuando andas y te caes, te paras y te vuelves a caer…Es un persistir en el error, aprender y una suma de experiencia, eso es lo que  intento en mis libros. Escribir rápidamente, sin pensar en las formas o en escribir bien… porque si uno piensa en escribir bien no escribe más ¿no?

¿Reconoces alguna influencia en tu obra? Se te suele comparar con Bukowski…
No para nada…lo he leído, pero habrá algunas cosas cercanas quizás.

Tienen en común que retratan un mundo marginal…
No, mirá… Bukowski es un ser marginal yo no soy una persona marginal, soy una persona central porque soy un trabajador. Los trabajadores somos personas centrales, no somos marginales. Los inmigrantes no son marginales, son centrales porque trabajan, porque construyen porque transforman a las sociedades. Mi literatura no es marginal, es central.

¿Cómo fuiste encontrando ese estilo tuyo, atolondrado como lo llamas?
Es como veo el mundo, un poco cambiado, tergiversado. Veo una realidad que el argentino común quizás no ve. No tengo esa cosa del fracaso, de la tristeza que a lo mejor aparece mucho en Bukowski, no  soy así. Soy un chavón (muchacho) común. Nunca he vivido en el límite.

¿Cómo es tu método de trabajo? ¿Escribes todos los días o tienes que esperar que te llegue la inspiración?
Escribo cuando tengo una idea, la desarrollo y empiezo a jugar con las palabras, a pensar en los personajes, me entusiasmo siempre a partir de situaciones, es decir mi literatura es situacionista, parte de situaciones, como peleas, violencia…

Hablemos de El curandero del amor que publicaste en 2007, Estruendomundo la acaba de editar en Perú y con esta novela, digamos que la crítica literaria de tu país te empezó a ver con otros ojos ¿Fue así?
Este es el libro que me hizo conocido. Mis libros de poesía que escribí
antes eran leídos, pero con El curandero…se abrió el libro…tuvo más lectores que de pronto con la poesía no pasa.

Hasta qué punto consideras que hay una crítica social en tu novela, pues se menciona cómo discriminan tanto a los paraguayos…
(Se queda pensando unos segundos) Y no sé…Es difícil responder esa pregunta porque yo no puedo leerme a mí mismo, entonces esa pregunta es de caracter sociológico, quizás otro lector le dará esa lectura, pero te digo que esa no ha sido mi intención.

No quería dejar pasar por alto tu trabajo como editor de libros populares, tienes una editorial llamada Eloísa Cartonera que, dicho sea de paso, inspiró a proyectos similares en Chile y Perú…Eloísa Cartonera nació en 2002 producto de la crisis económica que vivió tu país…
Sí, fue un micro emprendimiento como muchos que hubo en esa época, por suerte hemos logrado sobrevivir ahora estamos por cumplir 8 años. Somos una cooperativa de trabajadores cartoneros, hacemos los libros, los distribuimos, los vendemos. No hay argentino que no tenga un libro cartonero.

 

CINCO LIBROS RECOMENDADOS POR WASHINGTON CUCURTO

1. Sueños de robot, de Isaac Asimov.

2. La poesía de Juan Gonzalo Rose.

3. Poesía de César Vallejo.

4. Poesía de Ricardo Zelarayán.

5. Poesía de Fabián Casas.



No hay comentarios

Añadir más