Conversamos con este escritor boliviano que estuvo en Lima para presentar la reedición de su libro de cuentos Amores imperfectos y su última novela titulada Norte, donde aborda el rechazo de los estadounidenses a la inmigración latinoamericana.
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Podríamos decir que Edmundo Paz Soldán (Cochabamba, 1967) es
un escritor 2.0. Tiene una cuenta de Twitter y tiene un blog, donde postea sus
impresiones sobre lo que ocurre en Estados Unidos hace 20 años. Vino a Lima
para presentar dos libros suyos y conversamos con él.
Mario Vargas Llosa
dice que eres una de las voces más creativas de la literatura hispanoamericana,
te pregunto ¿Cómo ha ido cambiando esa voz desde tus primeros cuentos hasta Norte, tu última novela?
Es difícil para un escritor hacer un análisis de su propia
obra. Te puedo decir, a grandes rasgos, que yo comencé muy influido por Borges,
Kafka, por Onetti; me gustaba mucho Cortázar también. Cuando empezaba a
escribir cuentos me interesaba más que la psicología de los personajes, la
trama y buscaba siempre esa vuelta de tuerca de los cuentos de Borges y Cortázar
en el último párrafo. Luego entré a una tradición más realista, me interesaba
más la realidad política, social -quizás allí muy influido por Vargas Llosa- y
luego en novelas como Río Fugitivo,
trataba de hacer algo con más reflexión al estilo de las novelas de Javier
Marías. En estos últimos años, me ha interesado mucho trabajar, reflexionar o
ambientar historias en ese continente tan inmenso que es los Estados Unidos, y
ha vuelto el antiguo amor que tuve por la novela policial.
A propósito de eso,
dices que creciste leyendo novelas policiales ¿Qué has rescatado del género
para esta nueva etapa?
Ahora que 30 años después he vuelto a la novela policial, me
interesa no hacer novelas policiales clásicas. Me interesa sobre todo trabajar,
analizar, patologías extremas: sicópatas, asesinos en serie. Me interesa más la
mentalidad del criminal que la del policía.
¿Y qué fue lo que
motivó o inspiró Norte, esta novela
donde abordas el rechazo estadounidense a la inmigración latinoamericana?
Vivo en Estados Unidos desde hace 20 años y me impresionaban esas historias de
latinoamericanos que terminaban como perdidos en ese inmenso país. Ellos, que
habían dejado su país de origen, atraídos por el trabajo, estaban como desarraigados,
como deambulando sin un ancla, sin una idea de comunidad. Entonces comencé a
recolectar historias y empecé a ver que había algo que las conectaba con esta
sensación de pérdida original, pero no solamente quería ver lo que ellos habían
perdido al irse, sino también cómo ellos estaban cambiando a los Estados
Unidos. Como que había un viaje de ida y vuelta, una cosa activa, y aparecen
estos personajes que están unidos por el desarraigo por la violencia por la
frontera.
¿Y qué de manera se
refleja todo eso en la novela?
Quería escribir una novela con ambientes muy sórdidos, con
mucha desesperación. Quería que Norte
fuera una novela que llegara más visceralmente que racionalmente porque el tema
de la inmigración hoy lo puedes debatir, pero quería más que debatir, que el
lector sintiera este problema en la piel de sus personajes.
¿Y cómo fue el
trabajo del lenguaje? Los protagonistas son inmigrantes mexicanos…
Para mí el lenguaje es casi todo en la novela. En Norte hay un registro coloquial mexicano
y tenía que encontrar el tono adecuado para poder escribirla. Yo no soy
mexicano y tampoco he vivido en la frontera, pero me puse a leer mucha
literatura del norte de México, también viajé a Ciudad Juárez a El Paso,
escuchaba entrevistas en la televisión. Hay un trabajo, todo es una cosa
estilística. Yo no voy a poder a escribir como un mexicano y por eso el desafío
es cómo encontrar un lenguaje que le suene al lector verosímil, que ayude a la
creación de una atmósfera, a una composición del lugar.
En tu cuenta de
Twitter (@edpazsoldan) contabas que estabas releyendo La Guerra del fin del
Mundo, de Mario Vargas Llosa ¿Lo haces por algo especial?
El próximo semestre en la universidad voy a dictar un curso
de Literatura Latinoamericana Apocalíptica, donde los libros fundamentales
serán La guerra del fin del mundo y
2666 (Roberto Bolaño). A lo largo de los
años he releído varias novelas de Vargas Llosa, excepto La Guerra del Fin del Mundo, con la cual estoy deslumbrado,
es una novela impresionante, es para mí la quintaescencia de lo que se entiende
por novela épica.
¿Lo apocalíptico
tiene alguna conexión con lo que está pasando en el mundo ahora? Desastres
naturales, terremotos…
Como leí en un artículo, desde hace 30 años nuestra
sensibilidad es apocalíptica. Si pensamos en películas de los años 80 como
Terminator, Rambo o Alien, hay en el cine popular un deseo de narrar la
catástrofe, no sé si tenía que ver con la sensibilidad milenarista, siempre los
fines de siglo traen cierto tipo de narración. A mí lo que me interesa no es el
fin del mundo, sino la sociedad que nace a partir de ese cataclismo.
¿Qué disfrutas más
leer o escribir?
Yo lo que más disfruto es reescribir, pero para eso viene la
parte más pesada que es escribir (ríe), pero para escribir tienes que leer
mucho. Ahora que estoy comenzando una novela de ciencia ficción, estoy
empezando a leer novelas del género para ver de qué me puedo apropiar para apoderarme de una atmósfera o qué se yo.
La editorial Estruendomudo acaba de publicar tu libro de cuentos Amores
Imperfectos (1998) ¿Cómo ves a la distancia estos cuentos?
Es un libro al que le tengo mucho cariño porque fueron los
primeros cuentos que empezaron a circular fuera de Bolivia y de hecho el primer
país al que llegó fue Perú y para mí simbólicamente es muy importante. Cada país
tiene diferentes respuestas y siempre que vuelvo a Perú, los lectores me
relacionan con Amores imperfectos,
por eso me encanta ahora que Estruendomudo haya sacado esta nueva edición.
Este es un libro de transición, dividido en dos partes. La primera, tiene que
ver con mis primeros cuentos, con mis
primeras influencias, sobre todo Borges y Cortázar, cuentos breves, cuentos más
fantásticos, en los que importa mucho la trama, la sorpresa del final. Y la
segunda parte, que apunta a otros tipos de cuentos que empezaba a escribir,
donde más importancia tiene la psicología de los personajes. Lo veo así, es un
libro que marca el final de una etapa y el inicio de otra.
¿Y ahora te has
metido de lleno a la novela y no escribes más cuentos?
Yo me siento más cómodo escribiendo cuentos. Lo que pasa es que
cuando terminé Amores imperfectos en
1998, sentía que me repetía y entonces me metí de lleno a la novela y estuve en
ella diez años, pero en ese tiempo no dejé de escribir cuentos, pero tampoco
quería publicarlos como una simple recopilación. Me interesa que haya una
unidad de tema y de hecho estoy terminando un nuevo libro de cuentos… por fin
en casi 15 años.
CINCO LIBROS
RECOMENDADOS DE EDMUNDO PAZ SOLDÁN
1. Ficciones, de Jorge Luis Borges. «Para mí es fundamental.
Siempre la tengo presente».
2. Conversación en La Catedral, de Mario Vargas Llosa.
3. La Marcha Radetzky, de Joseph Roth. «Un libro monumental».
4. Sartoris, de Wiliam Faulkner. «Me gustan muchas novelas
de Faulkner, pero a esta le tengo un cariño especial fue la primera que leí».
5. La construcción de la Muralla China, Franz Kafka.
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