Skármeta: «La imaginación puede cambiar a la sociedad»

El escritor chileno Antonio Skármeta vino a Lima para participar del Festival Eñe América. Tuvimos una charla con él centrada sobre literatura y sobre su última novela Los días del arco iris, ganadora del Premio Planeta-Casa América.

[youtube http://www.youtube.com/watch?v=Wz7WvMfVs00]

Antonio Skármeta inicialmente parece un tipo serio, pero al
empezar a conversar con él sonríe, se emociona y bromea. Tuvimos una entrevista
con él, previo a su participación en el Festival Eñe América, donde dictó una
conferencia. Conversamos sobre literatura, su nueva novela y también le pedimos que
recomiende libros.

 

Usted empezó
escribiendo cuentos, pero su producción más conocida es la novela ¿Se siente
más un novelista?

Como escritor, el género que prefiero es la novela, por la
amplitud y profundidad que permite. Por su variedad de personajes, de caracteres.
La novela es un género inclusivo y la fantasía puede ser mayor, puede tener una
ambición comunicadora más fuerte que la de otros géneros. Sin embargo, mi
criterio estilístico como narrador proviene del teatro. Mis novelas tienen un
gesto histriónico que viene de mi amor por el género dramático.

¿Y ha dejado de
escribir cuentos?

Nunca he dejado de escribir cuentos. Tengo dos libros de
cuentos terminados, pero les tengo que dar una tregua a mis editores que acaban
de publicar mi novela Un padre de película y en mayo saldrá mi otra novela, Los
días del arco iris
.

Usted condujo hace
unos años un programa de televisión entrañable, El show de los libros, que
estimuló, sobre todo a muchos jóvenes, a la lectura. ¿Cómo recuerda esa etapa?

Ese programa resultó ser prácticamente una excentricidad
dentro de las parrillas de la televisión latinoamericana. Porque era un
programa dedicado a libros y a autores, y dedicado a vincular libros y autores
con otras artes. Y a pesar de ser un tema árido, resultó ser un programa que
tuvo una sintonía excepcional, tanto así que cuando debutó en Chile, en su
quinta emisión se había colocado entre los cinco programas más vistos de la
televisión chilena. Seguro que es muy recordado por su manera informal,
irónica, amatoria de ubicar los libros en medio de la vida cotidiana de la
gente. Entonces los espectadores más sencillos sentían que una ráfaga de
literatura entraba en sus vidas y les gustaba.

¿Cree que a los
libros o al arte en general se le endiosa mucho alejándolos del gusto de la
gente?

Es vital que tratemos a toda la producción cultural de la
humanidad siendo informal con ella. Los pintores, los músicos, los poetas
cuando han hecho o escrito algo han puesto su vida en ella. Entonces hay que
recuperar esa energía que llevó a un artista a crear algo y no tratar el texto
como un cadáver que hay que diseccionar.

Su última novela, Los días del arco iris, premiada este
año con el Premio Planeta-Casa América, refleja un periodo histórico de su
país, el plebiscito del año 1988 que determinaría el fin de la dictadura de
Augusto Pinochet (1973-1990)

Esta novela cubre un aspecto muy afortunado y hasta diríamos
que bastante gracioso de la realidad chilena. Durante mucho tiempo Chile mantuvo
un «no» latente y, a veces, bastante activo a Pinochet y a su dictadura y llegó
el momento en que 1988 se plantea un plebiscito en que el dictador pregunta si
lo quieren como presidente otros años más. Y pese a que tiene todo el poder
comunicacional, el pueblo chileno se organiza en una unión con artistas muy
creativos y crean una campaña para decirle «No» a Pinochet de una manera muy
creativa, llena de humor, de gracia de ternura y esa campaña fue la gota de agua
que rebalsó el vaso y originó el triunfo del «No» y permitió que Chile abriera
camino a la democracia de la que disfrutamos hoy.

La creatividad,
entonces, ¿puede ser una forma de hacer política?

En todas partes del mundo la gente descree de la posibilidad
de que la imaginación puede hacer algo para cambiar la sociedad. Muchos jóvenes
están escépticos y dicen que no se puede hacer nada y eso conduce a cierto
fatalismo que a la larga es conservador. En el plebiscito de 1988 y, muy
especialmente en la campaña del «No» que se evoca en Los días del arco iris se
prueba algo fantástico. La gente unida con los artistas puede desembocar en un
movimiento social que conduzca a  la
libertad. Eso pasó en Chile y puede pasar en cualquier parte del mundo.

Las dictaduras, acaso
pueden inspirar y despertar la creatividad

(Sonríe y los ojos se le empequeñecen) Lo que pasa es que la
vida es múltiple, caótica, se expresa de mil maneras. Lo que hacen las
dictaduras es tratar de ordenar la pluralidad la exquisitez, la variedad de la
vida en una sola jaula. Entonces es natural que provoque grandes  resistencias y que los artistas expresen esa
resistencia a su manera. Pero si usted me viene a dar la receta, «mejor que
haya una dictadura para que haya un mejor arte». No. El mejor arte crece en la
libertad más plena, en la democracia.

Usted ha ganado dos
veces el Premio Planeta, uno de los premios más mediáticos y criticados también
por supuestamente privilegiar lo comercial sobre lo literario. ¿Cuál su
relación con los premios?

Yo he tenido distintos premios en mi vida, premios que son
relevantes en Francia en Italia, otros tipos de premios en España y Estados
Unidos. Estamos hablando, en este caso, de dos premios latinoamericanos. Yo
aprecio los premios en el siguiente sentido, yo soy un escritor y vivo de lo
que escribo y de lo que yo quiero escribir. No estoy sujeto a ninguna moda, no
escribo novela policial sueca. No escribo ninguna novela que figure en la lista
de best sellers. Yo vivo mi vida de escritor y por tanto, un premio es una contingencia
favorable que me ayuda a mantener mi independencia como creador.

Y también ayuda a que
su libro se venda más y llegue a más gente

Yo soy un tipo de escritor que quiere que sus libros se
lean, mientras más visibilidad tengan mis libros, tanto mejor. No soy  un tipo de escritor, como los que quiero,
respeto (y hay muchos de ellos a los que admiro) que prefieren estar recluidos
y prefieren estar en la soledad y no en la exposición pública. No soy un tipo
de escritor tampoco que adore el hermetismo, me gusta mucho la complejidad,
pero en literatura trabajo con la complejidad al modo como lo quería Ortega y
Gasset que decía «la claridad es la cortesía del filósofo».

¿Qué disfruta más usted
leer o escribir?

(Ríe) Ahora que me hace esa pregunta…es muy divertido.
Muchas veces uno está en disyuntivas políticas. Bueno, ¿qué disfruto más? I
take both.

¿Cree que la
masificación de Internet afecte de cierta forma a la literatura?

(Sonríe) Este es un tema por el que están excitados todos
los periodistas y la gente vinculada a la literatura. Mire, desde el punto de
vista de un escritor le voy a decir que esto no tiene que ver absolutamente con
literatura. Internet lo que da es información y la literatura no tiene nada que
ver con la información. La literatura es literatura.

 

CINCO LIBROS RECOMENDADOS POR ANTONIO SKÁRMETA (PARA
JÓVENES)

1. El diario de Ana Frank. «Está lleno de gracia, de
ternura, de una humanidad vigente, estremecedora».

2. Las aventuras de Tom Sawyer y Las aventuras de Huckleberry
Finn
(Mark Twain). «Ambos son personajes simpáticos, inteligentes,
aventureros. Mark Twain se lee fresquito, parece escrito ayer».

3. El guardián entre el centeno (J.D. Salinger). «Es un
libro que no deben dejar de leer. Es un monumento a la sensibilidad rebelde, a
la sensibilidad casi enfermiza».

4. Hojas de hierba (Walt Whitman). «Este poemario es un
libro de reconciliación con la vida que a los jóvenes los va a excitar y les va
a demostrar la potencia de la voz y la felicidad de estar vivos en el mundo».

5. Odas elementales (Pablo Neruda). «Son una maravilla
de ingenio. Enseñan a pensar poéticamente. Háganme caso, chicos, lean a Neruda,
es un poeta que respira poesía».

 



No hay comentarios

Añadir más