Antonio Skármeta y su estrecho vínculo con la poesía

Representante de la delegación de Chile, país invitado de honor de la Feria del Libro de Lima, derrochó una vez más simpatía ante el auditorio. “Llegué a la conclusión que el personaje central de mi narrativa es la poesía”, afirmó Skármeta durante su presentación del último viernes.

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Por Diego López Marina

Quizá el escritor más esperado de la delegación chilena para la decimonovena Feria Internacional de Libro de Lima, Antonio Skármeta, se presentó el viernes en el marco de las actividades del primer día de la feria y cautivó nuevamente al público con una charla tanto o más amena como la que realizó durante la inauguración de este evento. (ver video aquí).

El autor de Ardiente paciencia contó sobre la influencia de su literatura, así como la creación de sus personajes y el bagaje de experiencias que permitieron desarrollar una obra prolija y reconocida internacionalmente, que además ha sido llevada al cine y traducida en varios idiomas.“Sacando cuentas, sumando y restando, llegué a la conclusión que el personaje central de mi narrativa, de una u otra manera, es la poesía”, fueron sus primeras palabras.

Aseguró que la poesía no tiene que ser necesariamente de Pablo Neruda, de Rubén Darío o Gabriela Mistral “para meterse en el alma de un libro y provocar el nacimiento de un personaje”. Admitió también que jamás se ha considerado poeta, pero admira enormemente a vates peruanos como César Vallejo, Carlos Germán Belli o a su entrañable amigo Antonio Cisneros.

Asimismo, narró pasajes de su infancia cuando se mudó con sus padres a Buenos Aires, su intento frustrado de llegar a Norteamérica (en el que solo consiguió llegar a La Paz, Bolivia) cuando se propuso por primera vez ser escritor, y de su exilio a Alemania Occidental durante el régimen de Augusto Pinochet. Recitó también extractos de la poesía de Rubén Darío, José Hernández y Pablo Neruda, autores cuyos versos lo han acompañado a lo largo de su vida y obra.

Por otro lado, reveló ese vínculo que lo unió al Perú desde muy joven y a su narrativa. Skármeta se llevó una magnífica primera impresión de Perú cincuenta y seis años atrás cuando recorrió de mochilero y titiritero, junto a sus amigos, cada pueblito de la sierra peruana, “porque conocí a la gente, los pueblos pequeños, la calidez, sus comidas, fue una emoción tremenda”.

Con una sonrisa permanente de abuelo bonachón, el narrador chileno fue esperado ansiosamente por el público que se dio cita en la sala José María Arguedas, donde hizo gala, de ese sentido del humor con el que sorprendió a muchos durante su relato inicial en la apertura de la feria.

 

 

 



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